11. En los periódicos.

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Anoche fue una de las mejores noches de mi vida sin duda. Después de nuestras declaraciones de amor subimos a la residencia. Yo entré a mi habitación para ponerme el pijama y desmaquillarme, luego fuimos a su cuarto el cual estaba impregnado con su olor por todas partes. Nos acostamos en su cama la cual me seguía pareciendo enorme y también la más cómoda en la que me había acostado.

Dormí estupendamente bien entre sus brazos y con su pecho como almohada. A la mañana siguiente desperté sola en la cama y con una nota en  la mesilla. En ella decía:

He salido a correr, no he querido desepertarte porque te veías muy mona durmiendo. Te he preparado el desayuno, está en la cocina. No tardaré mucho en llegar.
Te quiero. Antoine.

Cuando terminé de leerla solté un suspiro y me levanté de la cama completamente acaramelada. El reloj de la cocina marcaba las diez y media de la mañana. En la barra de dasayuno había una bandeja con un té matcha y unas galletas con chispas de chocolate. Me senté en uno de los taburetes y empecé a desayunar tranquilamente. Mientras removía el té con la cucharilla Antoine entraba por la puerta. Estaba algo sudoroso, unicamente llevaba unos pantalonees cortos de deporte y su torso estaba desnudo.

- Buenos días petite.- dijo mordiendo la galleta que tenía en la mano.

- Buenos días.- dije sonriendole.

- ¿Qué tal has dormido?.- dijo sentandose en el taburete que estaba libre.

- He dormido maravillosamente bien, tu cama es la más cómoda que he probado y es inmensa.

- Me alegro, así tienes una excusa para quedarte más a menudo a dormir.- dijo sonriendome de lado.- Bueno, voy a darme una ducha, ahora vuelvo.- comentó dandome un casto beso en los labios que me dejó perpleja.

- Yo también voy a hacer lo mismo, ahora vuelvo.- dije bajandome del taburete.

- ¿Pasamos el día juntos?- musitó cogiendome de la muñeca.

- Claro, y esta tarde te vienes con nosotros a la playa.

- Perfecto, ahora nos vemos.

Salí de su cuarto y entré al mío, lo primero que hice fue darme una ducha, acompañada de música porque sino es así soy incapaz de ducharme. Después me envolví en una toalla y me lavé los dientes, desenrredé mi pelo el cual estaba mojada ya que me lo había lavado, también me puse un poco de espuma para que se me quedara más rizado que de costumbre.

Hoy era uno de junio y el calor se iba notando ya que las temperaturas habían subido bastante. Me vestí con  una falda negra vaquera y con una camiseta blanca de un grupo de rock que le encantaba a mi madre, le madé una foto del conjunto porque sabía que le iba a encantar teniendo en cuenta que mi madre está más loca por la ropa que yo. Rematé el look con unas converses negras.

Me perfumé y cogí un bolso pequeño y las gafas de sol que me compré el otro día y sigo sin entender como no le gustaron a mis dos amigos. Cuando entré al cuarto de Anto ya eran las once y media.

- Ya estoy lista.- dije dandole un pico.

- Estas guapísima.- dijo atrapando mi labio entre sus dientes.

- Tengo que ir a comprar un libro para la universidad, después si quieres nos vamos a comer.

Asintió y bajamos al parking a por su coche ya que la librería pillaba un poco lejos de la residencia. Una vez dentro de su coche me puse las gafas de sol y no tardó ni un segundo en decirme que le gustaban mis gafas.

- Pues creo que eres al primero que le gustan, a Sam y a Lisa les parecen horrorosas.- respondí.

- Eso es porque no tienen estilo, las gafas estan chulísimas y pegan mucho con tu personalidad. Por cierto, me pasas las mías, estan en la guantera.- dijo sin apartar la vista de la carretera.

Amor Por Despiste Where stories live. Discover now