Limpieza

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Limpieza

Ella entrelazó sus brazos alrededor del cuello de él y le besó con suavidad, Daryl dudaba aún si ella estaba cómoda o no.

—No me duele, enserio —le susurró —disfrutemos de esto, es escaso...

Volvió a besarle, atrayéndolo hacia ella, profundizando el beso. Daryl se rindió y se dejó llevar por el deseo que sentía, bajando su mano desde la cintura hasta la pierna sana de ella, acariciando su muslo y levantándolo, haciendo que su propio cuerpo quedara entre las piernas de la joven. Mara se sintió segura, podía intuir como acabaría aquello y no le importaba. Bajó sus manos desde el cuello hasta el pecho de él y comenzó a desabrochar su camisa, pero el cazador la frenó.

—Eh... hey... para...

—Vale... —dijo algo confusa, pero lo achacó al frío.

Volvió a besarle, Daryl parecía tenso, Mara apartó las manos de su pecho y las colocó en la cintura de él, mirándolo fijamente entre las sombras que se cernían por la habitación. Era mayor que la mayoría de los hombres con los que había estado, que tampoco eran muchos, tampoco podía decir que fuera el más guapo y sin duda no era el más apuesto, pero le parecía irresistible. Sus pensamientos debieron de reflejarse en sus ojos pues Daryl volvió a estar receptivo a ella, le devolvió los besos que ella le reclamaba en silencio. Mara se fue dejando llevar por el deseo y sin pensarlo pasó sus manos por debajo de la camisa de Daryl acariciándole la espalda.

—Para —pidió él.

—¿Qué pasa? —preguntó con un hilo de voz, y subió más sus manos sobre su piel.

—¡Estate quieta, coño! —gruñó, apartándose de ella.

—Pero... Daryl —dijo confusa.

Él se agachó, recogiendo el poncho del suelo y se alejó, mientras ella se bajaba de la mesa, aún sin saber que había sucedido.

—Daryl, ¿qué...?

—Déjame, joder... —contestó, tan solo, saliendo de la habitación.

Mara se quedó un rato quieta, sin saber que había sucedido, qué era lo que había hecho mal.

Daryl salió del pabellón al patio, el frío le golpeó en la cara, como si fuera la misma realidad. Se sentía como un completo gilipollas, aquello no iba a salir bien y debía haberlo sabido. Se sentó junto a la pared cabizbajo.

Aquello debía terminarse, él estaba bien solo, había estado siempre solo, el jodido fin del mundo no tenía que cambiar eso. Todo podría irse a la mierda pero él seguiría siendo Daryl Dixon, él seguiría siendo el hijo de Will, el resultado y fruto de ese cabronazo.

La imagen de Mara mirándole sin comprender le volvió a la cabeza, sus grandes ojos castaños, confusos, su boca medio abierta sin saber bien que decir, esa boca que no podía mirar sin desear besar desde hacía días...

Escuchaba los comentarios de las mujeres con las que, en algunas esporádicas ocasiones, había mantenido relaciones, "Tienes la espalda hecha un cristo", "¿Cómo te hiciste eso?", "¿Es qué te va lo duro?" ...A Mara no podía engañarla diciéndole que sus marcas era de un accidente de moto o de caza. Ella no era estúpida. De momento le había comprendido y respetado, había hecho que se sintiera cómodo, pero ir más allá. No podía ir más lejos con ella. Tendría que haberlo sabido, evitar aquello y no dejarse camelar, debería haberse apartado de ella. No quería que lo mirase con lástima, qué sintiera compasión. Intentaría salvarlo de su pasado, estaba seguro, le insistiría y...

Pero la culpa no era de ella. Mara no era la que tenía un problema, era él. Siempre lo había tenido, su hermano era el único que podía entenderlo, y ya no estaba. Nadie podría salvarlo a estas alturas. Merle hubiera podido en su momento y lo dejó allí, lo dejó con Will para que este descargara su ira y frustración contra él. Hasta él mismo se quedó, nunca llegó a irse.

Flor Eterna © (The walking dead 3.5)Where stories live. Discover now