Sola

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Sola

El dolor profundo y palpitante que se extendía desde su cadera, por todo el costado, le hizo recobrar la consciencia; intentó abrir los ojos, pero le resultó en principio imposible, la cabeza parecía pesarle una tonelada cuando intentó girar el cuello. ¿Dónde estaba? ¿Qué pasaba?, intentó mover el cuerpo, pero era como si no tuviera cuerpo, como si todo su ser se hubiera dormido y no le perteneciera. Vislumbró claridad sobre ella, e intentó centrar la vista, pero todo era terriblemente borroso, el dolor de su cabeza se hacía más agudo.

—¡Mara!

—Se mueve, está viva.

—Hay que hacerlo ya.

—No podemos dejarla.

—Quedarse mirando no sirve de nada.

—Nos vamos todo o ninguno.

—Lo que sea, pero ya.

—No vamos a dividirnos.

—No con tantos caminantes dispersos.

—Deprisa

Las frases llegaban a sus oídos, pero no les encontraba sentido, la imagen de Glenn le vino a la cabeza al oír una de las voces, también la de Tyreese y Maggie, unas pocas escuetas palabras le hicieron reconocer a Michonne, sin pretenderlo se quedó a la espera de escuchar la voz que le daría fuerzas para poder levantarse pese al dolor, la voz que le acelerase el pulso, e hiciera que la adrenalina la recorriera por completo, esperó escuchar esa voz, profunda, rasgada y a la vez suave, esperó... cuando se quiso dar cuenta hacía tiempo que las voces habían cesado y no se escuchaba nada.

Se esforzó por agudizar el oído, aún aturdida, pero tan solo oía los gemidos grotescos de los caminantes cada vez más próximos. Abrió y cerró los ojos con fuerza varias veces, hasta que por fin su vista se aclaró, miró la claraboya por dónde había caído, nada ni nadie se asomaba por ella, ni ninguna voz viva le llegaba desde arriba, sólo los gemidos de...¡Los caminantes que se aproximaban!

Intentó mover el cuello hacia los lados, dirigir su mirada a su alrededor, la cabeza le dolía terriblemente, al moverse el dolor se agudizó, se levantó con mucho esfuerzo, ahogando un grito de dolor y observó dónde se encontraba.

Al romperse la claraboya, se había precipitado de costado, aterrizando con la cadera sobre el techo de un coche, su cabeza había roto la luna delantera con el impacto. Aún tenía la Horton a la espalda, no se le había incrustado en el cuerpo por caer de lado.

Se llevó una mano a la cabeza que sangraba profusamente, sus piernas aún no respondía por completo a las órdenes que les daba. Todavía estaba valorando si podía moverse o dejarse morir allí cuando un escalofrío, al escuchar el sonido que precede a los caminantes, le recorrió la espalda.

—¿Chicos? Ayuda... —gritó, pero nadie contestó —Daryl... Mich, Ty. ¿Estáis ahí? —nadie se asomó, ni dio señales de haberla oído.

Los berridos de los caminantes se intensificaron, sin pensarlo, el instinto que había tenido durante toda su vida se hizo dueño de su ser, miró hacia el lateral del coche y vio al caminante culpable de su desgracia reventado contra el suelo a causa de la caída. No podía bajar por ese lado y arriesgarse a caer sobre esos restos, tenía el cuerpo entero de rasguños y heridas, si sus heridas se mezclaban con la sangre o restos de caminantes...

Giró sobre sí misma y se dejó caer por el otro lado del vehículo, sus piernas no soportaron su peso, aún débiles y doloridas y acabó en el suelo. Se sentía como un pelele sin voluntad.

—No, no voy a morir así... —se dijo ahogando las lágrimas —no voy a morir... —intentó levantarse—. No voy a morir sola —consiguió mantenerse en pie—. Me niego, me niego a morir sola —comenzó a caminar paso a paso—. Voy a vivir, aunque sea sola.

Flor Eterna © (The walking dead 3.5)Where stories live. Discover now