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La mañana había llegado, y con ella la claridad dentro de todo el búnker. La luz artificial que emanaban las luces del techó iluminó su rostro, aunque llevaba varias horas sentado en aquella silla no había sido consciente de que lo estaba. Se sacudió un poco en la silla sin lograr nada, estaba soldada al suelo y ni siquiera podía moverse en ella.

Abrió sus ojos, y la luz lo lastimó pero aun así estaba decidido a mantenerse despierto ante todo. La habitación estaba sola, había un cristal con espejo viendo al interior, lo cual le hacía saber que habría alguien detrás de ella. ¿Qué hacía ahí? ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaban los demás?

— ¿Dónde estoy? — susurró para sí mismo.

Lo último que recordaba era él ayudando a Ela a subir, ella negándose y después muchos sonidos de balas. Dolor, más dolor, frío y al final, calma y oscuridad total. Observó su reflejo en la ventana. Llevaba otra ropa, ahora vestía de color negro, solo sus botas no habían cambiado y llevaba de vuelta el brazalete que antes se había quitado.

— No puede ser. —Volvió a susurrar— ¿Dónde están los demás? — gritó sacudiéndose en la silla.

No hubo respuesta alguna. Una puerta tras él, la cual solo podía ser vista con el reflejo de la puerta se abrió mostrando a dos personas. Alguien cubierto de todo el rostro entró empujando una silla de ruedas antigua. Había una chica sentada en la silla, tenía las rodillas juntas en dirección a la derecha de la silla. Llevaba una bata de hospital y no su usual uniforme. Su cabello negro le cubría el rostro, pero aún sin verlo él ya sabía quién era.

— ¡Ela! —Gritó— ¡Ela! maldita sea, ¿dónde están los demás?

El hombre salió de la habitación después de dejar a la chica pegada a la ventana justo frente a Levi. Todas las luces fueron apagadas menos una justo en medio de los dos. El chico seguía con la intención de que Ela lo mirara, pero era inútil, parecía adentrada en un trance.

— Ela, por favor —siguió tratando, pero era inútil.

Una luz dentro de la habitación tras la ventana se encendió, mostrando a cinco personas que el chico desconocía por completo, y justo después de eso una voz sonó en las bocinas que nunca logró ver.

— Solo pudimos atraparlos a ustedes dos. 010 está muy mal desde que la encontramos. Así que todo cae en ti, 011. Es mejor que digas donde están los demás.

Levi se quedó callado. Observando detenidamente a la chica frente a él.

— Sino cooperas, 010 lo pagará —Levi seguí observando a Ela, y justo en el momento que dijeron "010" la chica levantó la cabeza y dejó a la vista un collar parecido al brazalete de la mano de él— Lo preguntaremos por última vez. ¿Dónde están los demás?

Levi siguió sin responder.

— Prosigan —ordenó la voz.

Alguien dentro de la cabina presionó un botón y al instante la chica frente a Levi comenzó a retorcerse del dolor. Se golpeó al respaldo de la silla, su cabello tapó su rostro y gracias al dolor sus facciones cambiaban poco a poco. La electrocutaban a distancia.

 La electrocutaban a distancia

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TormentoWhere stories live. Discover now