U N O

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La única luz que asomaba era la de la luna y las estrellas que se escabullia por las cortinas. Hace unos momentos yo estaba estaba muy tranquila leyendo alguna historia cursi cuando de golpe se fue la luz, no era algo nuevo ya tenía unos días que esto venía sucediendo pero aun así me tomo desapercibida

–Mira, encontré las velas – Nana logró encontrar las velas y con ella se hizo la luz.

La divertida mirada de un rostro africano, burlón, con bastantes arrugas que enmarcaban la sonrisa y unos cachetes regordetes se iluminaron por la luz de la vela frente a ella, Nana era la mujer que me había cuidado desde niña, prácticamente ella me crio pero en realidad para nada llevábamos esa relación madre-hija que el mundo esperaría, más bien éramos como compañeras o hermanas.

No me puedo quejar, estar con Nana es de lo mejor, prepara buenas comidas, me cuenta historias y anécdotas interesantes de áfrica y si me porto bien me deja salir hasta tarde. Ella es una maravilla aunque me gustaría pasar más tiempo con mi padre, él viaja mucho por eso siempre me cuida Nana.

- Ya van 3 este mes  - dice Nana mirando a la ventana hacia la oscuridad de la calle donde en todo el barrio no hay una sola pista de luz eléctrica -  ojala no se nos aparezca el chamuco.

Me falto decir que aunque es oriunda de áfrica la mayor parte de su vida se crio aquí y tiene creencias católicas muy arraigadas, ella es una buena abuelita mexicana, hueso colorado, 4x4, capaz de salir en medio de una invasión zombi solo porque no has comido y fan number one del poderosísimo Luis Miguel.

-Puf- resople- no se preocupe por el chamuco, mejor preocúpese por la comida que hasta acá arriba puedo oler el aroma a quemado.

Como si le hubieran encendido el botón de master chef, Nana salió lo más rápido del cuarto con dirección hacia la cocina y con ella se llevó la poca luz que producía la vela entonces como soy muy inteligente también salí detrás de ella porque mito o no hay que prevenirnos del mentado chamuco.

-¿No que no?- Me dijo cuando llegue con ella.

-No tengo miedo – conteste- solo que no quiero dejarte sola porque talvez tu si te asustes.

-Ujuumm

Estuvimos otros tantos minutos hablando a la luz de la estufa esperando a que se restableciera la energía eléctrica.

-Ojala mi nano estuviera aquí-  dijo de pronto nostálgica – Me acuerdo cuando éramos jóvenes y me llevaba a comer de picnic por la noche con solo la luz de la luna y las estrellas, dios… Como era romántico.

-Me hubiera gustado conocerlo.

-El era el hombre más romántico que haya existido… uuyy pero ahí nomás cuando bebía se comportaba como un niño malcriado  - cambio de pronto a un tono molesto- Todo el tiempo estaba chingue y chingue “Hay nanita dame cosita” malparido este, ni un besito ni nada, pero hay nano como te extraño – termino de nuevo en aquel tono nostálgico.

Hay Atenas, eres tan dulce  - dijo pellizcándome loa cachetes – es verdad querida, No es un adiós, es un hasta luego.

Papa llego al día siguiente, él era socio de grandes empresas alrededor del mundo por lo cual su trabajo lo tenía casi todo el tiempo ocupado o en viajes. Aun así me prometió que podría llevarme en mi primer día de clases. Los demás días usaría una motocicleta que me compre, una Kawasaki x10 negra de franjas verdes.

¡Le hice un amarre al chico equivocado!Where stories live. Discover now