Q U I N C E

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La tía Elia.

- IMBECIL! ¡Sal de mi auto! Muévete.

Abrí la puerta del coche y con mis pies lo empuje fuera, no se resistió porque estaba dormido y termino por despertar justo cuando cayo al suelo,
cerré la puerta con llave.

Ahí tirado en el suelo se frotó los ojos confundido, volteaba de un lado al otro enfocando la vista a sus alrededores.
Finalmente posó sus ojos en mi

En un segundo todos los recuerdos de lo que pasó anoche pasaron por sus ojos y palideció.

- Athenas... no... no era mi intención...-su tono de voz se notaba culpable.

-Cállate... no quiero tus excusas-le interrumpí-Tu acaso pensabas que yo...

Mi cabeza se encontraba dando vueltas de una idea a otra, preguntas me asaltaban pero no lograba entenderlas.

De repente solo sentí asco y rabia.

Deje de observarlo, tome las llaves y encendí la camioneta.

Malcolm de inmediato se levantó y quiso detenerme tratando de abrir las puertas o gritándome pero no le hice caso.

Pise el pedal hasta el fondo y me fui sin dirección a ningún lado, solo quería comprender mis ideas y lo
que acababa de pasar.

Necesitaba pensar, necesitaba saber si todo esto había sido real, todo era tan confuso y me daba la impresión que en cualquier momento despertaría...

Desafortunadamente esta historia no funciona así. Conduje una media hora mientras enumeraba en mi cabeza lo que acababa de pasar.

1. Me fui de casa por toda la noche.

2. Bebí y me drogue.

3. Me acosté con Malcolm.

4. El me llamó por el nombre de mi hermana.

5. Malcolm tenía una relación con mi hermana.

Mi hermana, Honey murió hace unos años, yo aún estaba en secundaria cuando pasó.

La historia es triste y revoltosa, eso me llevo a una depresión y perdí tiempo de mi vida por tratar de
recuperarme de eso.

Aún me pican las cicatrices en mis brazos y aún tengo pesadillas con nuestro último adiós, aquel
donde la vi destrozada y cansada, ya no le importaba nada, ni siquiera le importe yo.

-¡Mierda!– grite mientras golpeaba el volante. La situación me sobrepasaba, no era momento para esto, yo no estaba lo suficientemente firme para
esto.

Tome dirección a casa, tenía que descansar y tranquilizarme.

Tarde aproximadamente 40 minutos en llegar y parquear la camioneta, note fuera otro vehículo.

Era una vieja Toyota, estaba llena de equipaje y objetos extraños.
De pronto como si despertara de una amnesia recordé.

Me bajé del auto y en cuanto abrí la puerta principal un enorme pastor alemán saltó sobre mí.

-¡Sansón!- grite eufórica.

¡Le hice un amarre al chico equivocado!Where stories live. Discover now