I.

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Obligó a sus piernas a ponerse en marcha una vez la batalla contra el Juggernaut terminó y el asunto con Russell se vio resuelto. Se despidió con un simple adiós sin necesidad de hacer preguntas.

Sabía donde estarían cada uno de ellos y en cuanto fuera necesario, él sabría donde buscarlos.

Cable caminó sin rumbo (no tenía a donde ir ni conocía la ciudad) y acarició con la diestra el peluche amarrado a su cintura, de nuevo limpio y teñido de un vivo color beige. Dirigió la vista a él, para corroborar una vez más que se mantenía de esa forma.

Su pequeña estaría bien.

Sorprendentemente, hubo un final feliz para todos.

Russell viviría sin convertirse en el asesino que calcinó despiadadamente a su familia y la tensión se evaporó del cuerpo del mutante dando paso al alivio por no haber matado al chico. Era solo un crío que a pesar de su fuerte carácter y ansias de venganza aún no había cometido ningún crimen. No había necesidad de matarlo, todo cuanto se debió hacer fue evitar que el chico fuera por el mal camino. Ahora lo veía claramente.

Pero Cable había visto morir a su familia no hacía más de dos semanas y no había nada ni nadie que pudiera haber parado su dolor e ira en ese entonces. Hubiera sido capaz de cualquier cosa con tal de salvar la vida de los suyos, incluso de matar a Russell. Y debido a eso, se alegró de que hubiera habido alguien capaz de pararle los pies y de evitarle cometer el mayor error de su vida.

Deadpool, quien le había abierto los ojos también viviría y seguiría adelante. Cable le debía eso.

A pesar de las palabras del mercenario poco antes de que el brillo se extinguiera de sus ojos que aseguraban a Coloso que quería mantener puesto el collar que bloqueaba su factor curativo y morir al fin, Cable tenía la sensación de que aquello no era del todo cierto.

Y algo en él le decía que no debía ser así. Volvió atrás en el tiempo para colocarle la ficha de skeeball de forma que pudiera servir de escudo contra la bala que dispararía posteriormente. Cuando el mercenario le agradeció después con notable sorpresa desde el suelo por haberle salvado la vida en su acto suicida confirmó su teoría de que aquel hombre realmente no quería morir.

Sí, Wade viviría y seguiría adelante, aprovechando su segunda oportunidad para al menos intentar ser feliz.

Todo estaba bien.

Eso se decía mientras que sus manos temblorosas se dirigían de forma inconsciente a su rostro y el temblor de estas no precisamente se debía al frío que hacía esa lúgubre noche. Cerró los ojos por unos segundos respirando con dificultad y se apoyó en la pared de una calle peatonal en cuanto se le empezó a imposibilitar el poder respirar con normalidad. No había que ser muy listo para saber que le estaba pasando.

No había sufrido muchos ataques de ansiedad en su vida, solo podía recordar un par de ocasiones en los que le habían ocurrido. Ahora no tenía forma de detener este.

Apretó los párpados y se mordió con fuerza el labio por dentro hasta que el sabor metálico de su sangre hizo contacto con la punta de su lengua.

Estaba anclado a un punto de la línea temporal sin opción de regresar con su familia, con las dos personas que más amaba (las únicas) y que hacían de su mundo un lugar en el que merecía la pena vivir, porque no había nada más por lo que seguir adelante en tan espantoso lugar consumido por el odio y la guerra, donde miles de hombres, mujeres y niños morían cada día en tiroteos y muchos apenas tenían para alimentar a los suyos y protegerlos del frío.

Anchor. [Cablepool]Where stories live. Discover now