VIII

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Habían pasado varios días desde la última vez que Wade intentó escapar. Esta era la segunda vez que era lo suficientemente consciente para percibir qué había a sus alrededores. Pudiendo notarse con la fuerza requerida para moverse, no necesitó de una tercera oportunidad, pues la situación jugaba a su favor para efectuar su huida. 


La luz roja resaltaba e iluminaba toda la habitación de forma intermitente, e incluso en la cápsula podía oír las ruidosas voces humanas y el chirriar irritante de la alarma. Gritó y moviéndose con toda su fuerza logró girarse y desencajar varios tubos enterrados en su cuerpo. El agua se manchó de sangre. Liberó las manos de sus ataduras y golpeó el cristal con los puños hasta abrir una grieta. El agua rosada empezó a correr y escapar por esta. La mirada enfurecida de Wade se cruzó con la de una mujer que vertiginosamente activaba varios botones del panel de control, moviendo los labios al articular palabras desesperadas, en busca de ayuda. El cristal se rompió con un nuevo golpe. Llegó a tiempo al salir para ver como la mujer apuntaba ahora con un arma de fuego a Logan antes de ser ensartada por sus garras.

Wade trastabilló y tuvo que apoyarse sobre la cápsula destrozada, cortándose la mano en el proceso al tocar la parte punzante. La adrenalina bullía por sus venas, su cabeza gritaba venganza, y veía rojo. Más de una vez esos habían sido motivos válidos, el aliciente para empujarlo a seguir adelante fueran cuales fueran las condiciones de su cuerpo para empezar una masacre; pero ahora, estaba vulnerable. La visión le fallaba, estaba extenuado y todo le daba vueltas. Su cabeza se sentía como su tuviera agujas clavadas en cada maldita parte, sensación justificada, teniendo en cuenta que habían hurgado en su cuerpo al experimentar con él y su cerebro no había sido la excepción. El hecho de no haber recibido sustento en un tiempo tampoco lo ayudaba.

Escuchó el disparar de una metralleta a sus espaldas.

Distinguió a uno de los científicos corriendo a través de su imprecisa visibilidad y como si le hubieran empujado los demonios, el mercenario corrió hacia él. Saltó sobre su cuerpo, y comenzó a golpearlo con los puños. No hubieron chistes típicos de Deadpool. Solo gritos de rabia, de impotencia. Sus manos se marcharon pronto de sangre y bajo él pronto quedó un cuerpo inmóvil sin oponer ninguna resistencia contra los golpes.

— ¡Wade! — Alguien le agarró del hombro, y tuvo que usar la fuerza para separarlo del cuerpo sin vida que el mercenario no dejaba de atacar una y otra y otra vez presa de su ataque de locura. Al ser girado a la fuerza, el mutado se tambaleó de nuevo, y la persona en cuestión lo empujó hacia la pared más cercana para obligarlo a mirarlo. Coloso.

— Wade, Estamos aquí para salvarte. Te pido que mantengas la calma. Todo irá bien, ¿Me oyes? ¿Wade?

Las palabras las escuchó lejanas, con un efecto de eco. El último "Wade" fue claro para él. Su percepción visual se estaba normalizando y pudo distinguir la preocupación en los ojos metálicos de Coloso, que curiosamente, expresaban mucha emoción.

Wade sintió tanto alivio que saltó a abrazarlo por el cuello, cerrando los ojos.

La mirada del mutante se suavizó y rodeó el cuerpo del hombre más pequeño con sus brazos en un reconfortante y liberador abrazo.

Al ir separándose, Wade notó como el mayor colocaba sobre sus hombros una bata blanca. Justo la que esos científicos habían llevado. El acto lo hizo reaccionar de mala manera, pero Coloso puso una mano en su muñeca antes de que pudiera quitársela, y fue entonces cuando el mercenario reparó en que estaba completamente desnudo. Muy a su pesar y con el ceño fruncido cerró aquella odiosa bata para cubrirse. 

Las manos le temblaban para abotonarla. Perdió pronto la paciencia.

— ¡Joder! 

— Tranquilo. Estate tranquilo. — Piotr se ocupó del problema, con movimientos eficientes.

— ¿Dónde coño estamos, Coloso?

— Lo sabrás en cuanto estemos fuera de aquí. ¿Estás listo? — Debió de darse cuenta de su estado. Wade asintió y cuando el mayor empezó a moverse lo siguió. Pasaron cerca del cadáver de un científico con un arma en la mano. Arma que Wade se dio prisa en coger.

— Bohze moi... — Musitó Coloso al contemplar la estampa.

— Creí que vuestro grupo de vírgenes mutantes era demasiado mojigato como para matar a alguien. — Una agradable sensación de seguridad se instauró en él al estar en posesión de un arma. Apretó bien su agarre en ella.

— Los X-Men no matan. Es la primera regla.

— Sí, sí... Dios, de nuevo con las estúpidas reglas...

— Logan, sin embargo — Dijo Coloso sin importarle la interrupción. — Opina que en ciertas circunstancias no queda más opción que la fuerza letal. No creo que la violencia sea la respuesta a nada...

— Papanatas. La violencia es la pregunta y la respuesta es siempre SÍ. — Dio énfasis a ese sí disparando a un nuevo científico que se cruzó en su camino a medida se internaban en un túnel.

— ¡Wade! — A duras penas escuchaba la voz de Coloso entre sus disparos. Fue arrastrado por él del brazo. — ¡Por aquí! — Gritó virando hacia la derecha, hacia un túnel más estrecho iluminado solo por una línea recta de luces en el techo.

— ¿Por aquí habéis entrado? ¡No habéis hecho un buen trabajo despejando la zona! ¿Y no deberíamos explorar y destruir cada puto rincón de esta monstruosa base sacada de un juego de terror? En serio, es material para un nuevo Overwatch--

Coloso lo ignoró.

— Nos separamos formando varios grupos. Habiéndote encontrado yo mi trabajo es ponerte a salvo.

— Oh, Dios mío. Soy una damisela en apuros... Coloso, cielo, no sabía que os importaba tanto a los X-Men como para molestaros en venir en parejitas. 

— No íbamos a abandonarte, Wade. Y tampoco a los demás. 

— ¿Los demás?

— Aparentemente otros mutantes han corrido tu misma suerte.

— Vaya, y yo me que estaba sintiendo importante por ser el centro de atención... — A pesar de estar bromeando, estaba preocupado. Su ceño se frunció ante el pensamiento de que más personas hubieran sido capturas y sometidas a la misma experimentación y tortura psicológica y física que él. Él tenía factor curativo, pero los demás...

Escuchó una fuerte explosión que hizo vibrar varias luces del túnel. Wade se detuvo.

— Reconozco esa súper-pistola molona.

Coloso suspiró.

— Otros también consideran la violencia una pregunta con respuesta afirmativa. Cable se alegrará mucho de verte.

Wade intentó zafarse de su agarre y girarse, Coloso lo impidió.

— ¡Wade, no estás en condiciones de luchar!

— ¡Acerté sin ningún problema entre las cejas de ese tío! ¡Suéltame!

Era demasiado fuerte y no pudo evitar ser arrastrado un par de pasos hacía atrás, en dirección a la salida.

— ¡Maldito Coloso, quítame las putas manos de encima! — Bramó enfurecido. Intentó incluso liberarse propinándole un puñetazo en el pecho. Evidentemente se rompió la mano. — ¡Ouch!

— Sabes que es inútil, Wade--

— ¡Wade! — Esa había sido Domino. Wade abrió mucho los ojos y se giró de nuevo (esta vez Coloso lo soltó) para verla correr en su dirección desde el final del túnel, metralleta en mano. Cable apareció también en seguida. Iba a paso ligero, pero Domino llegó antes corriendo y saltó a abrazar al mercenario. — Madre mía, Wade... — El abrazo fue rápido pero emotivo. Se separó para observarlo con una sonrisa de oreja a oreja. Ella ni estaba despeinada, vaya. — Que suerte de encontrarte. No voy a decir que te echaba de menos, pero te echaba de menos.

— Apuesto a que sí. — Sonriente, Wade volvió pronto la mirada a Cable, que ya estaba casi a su lado. Él en cambio, llevaba parte del pelo pegado a la frente por el sudor, el que no, totalmente alborotado y habían restos de sangre en su cara y cuerpo. Por la facilidad en la que se movía dedujo aliviado que no era suya. Cable se detuvo frente a él con su súper-arma futurista anclada a su espalda telequinéticamente. Su mirada le recordó a la de un adorable cachorrito. Un cachorrito sangriento y asesino-- pero adorable de todas formas. Por la expresión que portaba, parecía que su cerebro estaba buscando a toda rapidez palabras que poder decirle. Su mandíbula estaba apretada, como siempre que Nathan estaba en tensión y sus ojos decían mil cosas.

— Tienes sangre en el pelo. — Wade se le adelantó en eso de hablar, como era de esperar. Él tenía cero problema en articular palabras. Tenía la lengua suelta.

Cable dejó escapar un suspiro. Colocó una mano en su hombro y Wade tragó saliva.

— ¿Wade...estás bien? — Pareció decidirse por fin.

— Físicamente, de una pieza. Mentalmente... Bueno, eso ya es más complejo. — Wade sonrió.

Nathan prensó los labios. Abrió la boca para responder, pero Wade carraspeó y se dio prisa en girarse y hablar. 

— Hey, Coloso. ¿Dónde está el resto de tu súper equipo? Siendo esto un fanfic estoy seguro de que podremos ver a más personajes aparte de los de siempre. No pararemos con Logan, ¿no?

¿Verdad? 

Anchor. [Cablepool]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora