IV

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POV: Wade.

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No había sentido un miedo tan intenso desde que Cable amenazaba con dispararle una bala a Russell en el orfanato.

Cuando se levantó del suelo con la mitad de su rostro en carne viva lo primero que hizo fue buscar desesperadamente con la poca visión que le otorgaba su único ojo sano a Nathan a través de todo el polvo, humo, y la inmensa cantidad de partículas negras, grises y blancas que cargaban el abrasador aire tras la explosión.

Tosió y gritó el nombre del mutante lo más alto que pudo.

Distinguó entre el humo a Neena que había estado lo suficientemente lejos como para salir casi intacta del estallido y al correr a su lado vislumbró claramente la preocupación plasmada al igual en el rostro ajeno.

Se miraron por un breve segundo. No hablaron porque no había absolutamente nada que decir. Apartaron la mirada y ambos siguieron buscando. Fue Neena la que acabó encontrando a Nathan entre los escombros y lo llamó para avisarlo. Hasta que no lo vio moverse por si mismo, aún con vida, los pulmones del mercenario no volvieron a llenarse de aire con una profunda inspiración para luego soltarlo en una larga exhalación.

¿En qué demonios pensaba?

Cable podría haber muerto intentando salvarle el culo a él cuando Wade ni siquiera se mantenía muerto por más de tres horas. Había sido un movimiento estúpido que perfectamente podría haber acabado en tragedia y Wade estaba furioso con él.

Durante el trayecto de camino al motel más cercano no había hecho más que mirar mal al hombre durmiendo a su lado, de tal forma que Domino al verlo por el espejo retrovisor había bromeado al decir "si las miradas mataran te tomaría por un cobarde por asesinar a un tipo inconsciente".

No se permitió a si mismo imaginar lo que hubiera ocurrido en el terrible caso de que Nathan no hubiera sobrevivido a la explosión, porque si lo hacía, sabía que entraría en pánico.

Simplemente no podía hacer eso.

Posó la mirada en el pecho del mutante y vio este elevarse y bajar con cada respiración tomada, confirmando así que Nate solo estaba inconsciente, que seguía vivo y estaba a salvo.

Pero Wade seguía inquieto.

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Mientras Nathan se duchaba una hora después y Domino veía Bob esponja a su lado Wade se dio cuenta de que la mercenaria estaba sentada de forma que tocaba lo más mínimamente posible la cama con tal de no mancharla. Y eso le hizo pensar en que ninguno de ellos tenía ropa limpia de recambio. Más por entretenerse a si mismo que por necesidad se levantó de la cama de un brinco.

– ¿Hay una tienda de ropa situada cerca de aquí, no?

– Me ha parecido ver dos o tres pequeñitas, sí. Pero no recuerdo de que eran.

– ¿Te queda pasta? No me suelo traer la cartera conmigo a trabajos de este tipo. Me forma arrugas en el traje y me hace ver menos sexy.

Domino asintió como si entendiera y metió una mano en su bolsillo para sacar su cartera, y al abrirla, sorpresa, seguía llena de billetes.

Wade parpadeó.

– ¿Quién cojones te contrata a ti?

Domino sonrió y le tendió un buen fajo de billetes que Wade recogió impresionado.

– Mi poder es la suerte, ¿recuerdas?

– La suerte no es un pod-

– Sip, lo es. Sobretodo juega a mi favor cuando compro números de lotería.

Anchor. [Cablepool]Onde histórias criam vida. Descubra agora