Capítulo Diecinueve

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Cristal bajó lentamente las escaleras agarrando su vestido, y todo pensamiento de Harding que no estuviera centrado en ella se perdió.

Estaba preciosa.Demasiado.

Regalarle ese vestido había sido un error para sus planes. Después de verla así no podía privarse de una vista tan maravillosa y mandarla al campo, se dijo. Si, esa era la razón por la que estaba cambiando de parecer con respecto a esa cuestión.

No hay peor ciego que aquel que no quiere ver .

-Buenas noches.- dijo suavemente mientras la revisaba de arriba a abajo con la mirada. Cristal se ruborizó, pero tenía que admitir que le gustó la sonrisa suspicaz que este le mostró.

Cuando vio que él fruncía el ceño se puso nerviosa.¿Le había preguntado algo? Ah, si.

-Buenas noches.- le dijo ella mientras le extendía la mano para que se la besara. Este lo hizo con una ceja alzada.

¿ Ni un "no necesito tus limosnas"?¿ Ni un "no podemos casarnos"?

-Señorita Adams está usted tan hermosa como siempre.- le dijo a Victoria mientras se inclinaba en su dirección a modo de saludo.

-Oh, lo se , así que no se moleste en hacerme cumplidos, dedíqueselos a su prometida. ¿No está ella encantadora?

-Si, sin duda tengo un gusto exquisito en moda.- dijo este . Cristal puso una sonrisa incómoda. Harding frunció aún más el ceño. ¿ Qué le pasaba esa noche a Cristal?

Sin mediar una sola palabra más salieron de la casa y antes de que se dieran cuenta ya estaban Victoria y Cristal en el carruaje sentadas enfrente de Harding y Margaret, la tía abuela de las jóvenes, una señora mayor que se había quedado dormida contra la ventana nada más subir dejando así su papel de carabina totalmente olvidado.

Cinco minutos de viaje después ,Harding estaba totalmente irritando. Cristal se había pasado todo el caminoen su mundo. No le había dirigido ni una sola mirada ,ni sonrisa ,ni lo que era más preocupante, palabra.

-Estoy realmente complacido con su aspecto esta noche señorita Adams. Sin duda tendremos hijos bonito.- vamos Cristal, enfádate conmigo , llámame idiota. Invéntate razones para no poder casarnos. Pero ella como única respuesta se tensó. Oh, pero Victoria si que tenía muchas cosas que decir.

-Oh milord ¿Es que ha olvidado que va a ser usted el padre?-Harding no pudo evitar ruborizarse por esa inesperada contestación. Cristal se rió suavemente. Algo es algo, se dijo él.

La ópera se hallaba completamente llena aquella noche puesto que se estrenaba Ipuritana , la obra favorita de la reina, y esta en persona iría a verla.

Cristal lo sabía, y por eso no pudo evitar aferrarse fuertemente al brazo de Harding cuando este se lo ofreció para acompañarla dentro, seguidos por Victoria y su carabina, quien ahora si, no les quitaba el ojo de encima.

A Harding se le encogió el corazón cuando vio la expresión aterrorizada de su cara. Lo entendía, la gente murmuraría hasta quedarse sin voz. ¿Un duque casado con la cuarta hija de un conde con una licencia especia, en apenas una semana? ¿ Y por encima un conde misterioso y un chica que no se callaba nunca,y sin dote?

-Levanta la cabeza y sonríe. No hemos hecho nada indebido. Tú lo sabes y yo lo sé , y eso es lo único que importa.

Cristal tragó saliva y asintió repetidas veces en su dirección conmovida por su intento de darle ánimos.

Lady Habladora Adams (Saga héroes de guerra 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora