Capítulo Treinta y Uno (Final)

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Harding subió las escaleras tambaleándose .

Recordaba vagamente haber dejado a las niñas con sus tías y haber salido del despacho .

Todo parecía confuso .

La estancia estaba en penumbra pero se veía lo suficiente como para comprobar que el panorama era desalentador .

Cristal estaba tendida en una cama más roja que blanca con aspecto febril y totalmente inmóvil .

Harding, desesperado , fue directo hacia el médico.

-¡Se desangra! ¡Haga algo , por el amor de Dios ! - le suplicó.

- Se desangraba , he conseguido parar la hemorragia , pero aún así ha perdido mucha sangre , no es probable que sobreviva . Se lo advertí, y como usted no tomó la decisión ella lo hizo  .-le dijo el médico mientras acababa de recoger sus cosas .- Ya no hay nada más que pueda hacer por ella. Si sigue viva por la mañana avísenme y volveré a ver como sigue . - agregó justo antes de salir.

Harding permaneció de pie esperando a que las criadas acabaran de cambiar las sábanas y el camisón de su esposa y después se acercó a ella .

-Déjennos solos.- ordenó . Todos detuvieron de golpe sus tareas y, tras mirarse unos a otros y dirigirle miradas de pena a su señor, salieron apresuradamente de la sala.

Harding se sentó al lado de Cristal y mojó su pañuelo en el agua fría que había en la mesita de noche para después ponérselo en la frente a su esposa .

Ardía en fiebres.

Esta abrió vacilante los ojos e intentó inútilmente incorporarse con un gran e inútil esfuerzo.

-No cariño, tranquila, no te muevas , guarda tus fuerzas- le susurró.

Esta lo observó entonces percatándose de su presencia por primera vez .

-Harding...¿Dónde ... dónde están nuestras hijas? ¿ Están bien ? -preguntó en un tono vacilante y confuso .

-Tranquila. Tranquila amor, están bien , sus tías las cuidan . - le respondió en un tono firme para tranquilizarla.

-¿Las...las has visto ? ¿No son lo más maravilloso que has visto nunca? - preguntó con esfuerzo mirándolo directamente a los ojos y con una leve sonrisa orgullosa en el rostro.

-Si... son... son perfectas, son lo más hermoso que he visto nunca.-dijo mientras una lágrima solitaria rodaba por su mejilla.

Cristal levantó a duras penas una mano y la posó en su mejilla, donde limpió su lágrima con el pulgar.

Harding sujetó su mano contra sí y la besó.

-Escúchame.- le dijo con un tono firme a pesar de su condición. - No puedes seguir tras tu muralla de protección . Ya no te puede dar miedo amar . Ahora tenemos dos hijas y tienes ... tienes que darles todo de ti . Todo tu amor , tú paciencia , tienes que estar siempre para ellas . ¿ Me has escuchado ? Tienes que entregarte por completo a ellas.

- Lo haré, por completo, te lo juro . Me entregaré a ellas y a ti . - Cristal sonrió.

- Ya es demasiado tarde para nosotros .- susurró.

-No .¡No! No es demasiado tarde . Hemos llegado a tiempo Cristal . Aún estamos a tiempo . No te puedes ir , no ahora . No me dejes , no lo hagas por favor. No puedes hacerlo , Cristal , no ahora, te lo ruego . No me dejes. - le suplicó entre lágrimas .

- No me dejes ir y no me iré.- una mueca apareció en su rostro .- o al menos lo intentaré. - se corrigió.- Oh Harding , estoy tan , tan cansada .

Lady Habladora Adams (Saga héroes de guerra 1)Where stories live. Discover now