Día 2. Medical play

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A Shiro y Keith les gustaba probar cosas nuevas de vez en cuando, lo tomaban como una forma de mantener viva su relación. Tenían una lista de prácticas curiosas que en seguida sacaban en cuanto notaban que la llama de la pasión necesitaba un pequeño empujoncito porque comenzaban a caer en la monotonía. Ese fue uno de esos días. Keith fue quien escogió la aventura de aquella vez, y no quiso decirle cuál había sido a su amante, solo le pidió que se tumbase encima de la cama tal como estaba y se relajase. Al rato, para sorpresa de Shiro, salió del baño vestido únicamente con unos calzoncillos negros ajustados, una bata de médico y un estetoscopio al cuello.

  -¿Es usted Takashi Shirogane? -preguntó el paladín rojo, imitando a la perfección el tono de profesionalidad que habría empleado un auténtico doctor.

  -Em... ¿Sí?

  -Muy bien -dijo, acercándose a él-. Señor Shirogane, tendrá que desvestirse para que pueda realizarle un análisis completo y descubrir qué le ocurre.

  -Está bien...

Sin estar muy seguro de qué estaba ocurriendo, la cabeza de Voltron obedeció y se irguió para quitarse la ropa. Una vez se encontró totalmente desnudo, volvió a tumbarse en la cama, y notó cómo su pareja se sentaba a horcajadas sobre él. Keith sacó unos guantes de plástico del bolsillo de la bata y se los puso. Después, empezó a deslizar muy despacio el estetoscopio por el torso de Shiro. El mayor se estremeció al sentir el tacto frío del aparato médico.

  -El latido de su corazón no es lo bastante rápido, señor Shirogane. Me temo que tendré que emplear un método poco ortodoxo para acelerarlos.

El menor agarró el pene del japonés con ambas manos enguantadas y lo presionó varias veces.

  -¿Qué tal, señor Shirogane? -interrogó, apretando con un poco más de fuerza-. ¿Lo siente?

  -L-Lo siento, doctor.

  -¿Y ahora? -Keith repitió la misma acción, más fuerte todavía, llegando a resultar incluso doloroso.

  -¡S-Sí!

  -¿Siente cómo su corazón se acelera? Es una buena señal, significa que estamos más cerca de descubrir qué le ocurre. Dígame -comentó el medio galra, colándose entre las piernas del mayor y alzando una de ellas para morder su muslo-, ¿cree que debería realizarle un análisis de sangre?

  -Keith...

  -Doctor Keith para usted -replicó el chico, mordiendo de nuevo en la misma zona-. No consigo encontrar la vena, quizá deba probar con la otra pierna... o con todo el cuerpo...

El de cabellos negros fue depositando varios mordiscos a lo largo del musculoso cuerpo de Shiro, asegurándose de que, allá donde posaba los colmillos, dejaba una marca visible. Cuando terminó chasqueó la lengua, como si de verdad hubiese pretendido realizarle un análisis de sangre y hubiera fracasado de forma estrepitosa en el intento. Sin embargo, pronto reparó en la más que evidente erección del de cabellos cada vez más canos y decidió divertirse un rato con ella. Tocó la punta con sus dedos, todavía enfundados en goma, y comenzó y juguetear con su pene como si se tratara de un objeto de estudio.

  -Explíqueme qué es lo que siente, señor Shirogane.

  -Ah... Doctor... -gimió Shiro-. S-Se siente tan bien...

  -¿Es placentero? Bien, pero, señor Shirogane, hay una manera de hacer que el placer sea mucho mayor, pero es un método arriesgado, ¿se atrevería a probarlo? Todavía se encuentra en período experimental, pero podría salvarle la vida.

  -M-Me arriesgaré...

  -Fantástico, en ese cas...

  -Oye, Keith -lo llamó Lance, abriendo la puerta de la habitación sin pedir permiso para entrar-, ¿has visto mi bata blan...? ¿Q-Qué estáis haciendo? ¿Es esa mi bata?

  -¿Lance?

  -¡Oh, Dios! ¡Esa es mi bata! ¿Sabes qué? ¡Quédatela! ¡Ni siquiera quiero saber por qué os habéis puesto a jugar a los médicos en mitad del espacio exterior! ¡Adiós!

Kinktober [Sheith]Место, где живут истории. Откройте их для себя