Día 6. Daddy

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Lo que pasó no fue culpa suya, desde luego que no. La causante de todo había sido Pidge. Hasta que ella no lo dijo, Keith nunca había visto a Shiro como, bueno, un daddy. Para él siempre había sido solo Shiro, su amigo, su compañero, su crush, su novio. Solo Shiro. Sin embargo, la piloto del León Verde había tenido que preguntarle al paladín rojo durante la comida que si no se había fijado en lo daddy que era el japonés. Cuando hizo el comentario trató de no darle mayor importancia, esa chica estaba en plena adolescencia, sus hormonas estaban demasiado revolucionadas como para saber qué hacían. Además, seguro que solo lo había dicho para molestarle, cosa que, para su desgracia, consiguió, pues no consiguió quitarse la idea de Shiro siendo un daddy de la cabeza en todo lo que quedaba de día y, por algún motivo, aquello le perturbaba. Le parecía tan extraño ver al paladín negro con ojos diferentes a lo que estaba acostumbrado que no sabía muy bien cómo reaccionar o comportarse delante de él, como si de repente se hubiera convertido en un completo desconocido. Si hubiese sucedido con cualquier otro, no le hubiese dado mayor importancia; no obstante, le había ocurrido con Shiro, y eso era algo que no podía soportar. Por ello, casi le dio un infarto cuando, mientras el mayor daba inicio a unos sugerentes preliminares, gimió "papi" en lugar de su nombre. Fue tanta la vergüenza que sintió que lo empujó y se marchó de vuelta a su cuarto.

  -Madre mía -suspiró, hecho una bola en la cama-, a ver cómo le explico yo esto...

  -Keith -lo llamó el asiático, abriendo despacio la puerta de su habitación-, Keith, ¿me dejas pasar?

  -Ya has pasado. -El medio galra alzó la cabeza para ver cómo su compañero se sentaba cerca de él y lo miraba-. Lo siento.

  -¿Por qué?

  -Por... Por eso, por lo que dije antes...

  -¿Lo de "papi"?

  -Sabes que sí.

  -¿Crees que me ha enfadado o algo?

  -No lo sé. -El menor bufó-. Solo quiero que sepas que no fue cosa mía, lo de que eres un daddy es una idea estúpida que me metió Pidge en la cabeza esta mañana.

  -¿Eso significa que no vas a llamármelo otra vez?

  -¿Cómo?

  -Es que... -Shiro rio con nerviosismo y apartó la mirada, ruborizado-. Es un poco raro, soy consciente, pero cuando me llamaste "papi", me excitó bastante.

  -Tienes razón, es raro -dijo el moreno-. Sin embargo, si te gusta que te llame de esa manera, quizá podamos darle la vuelta a esta situación.

Keith agarró al paladín negro del brazo y lo hizo tumbarse en la cama. Él se sentó a horcajadas sobre Shiro y comenzó a abrirle el cierre de los pantalones.

  -Quiero jugar, papi.

Kinktober [Sheith]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora