Día 4: Oscuridad.

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Dos chicos se encontraban varados a un lado de la carretera, su auto se había quedado sin gasolina y si no fuera gracias a las luces del auto, estarían en completa oscuridad.

El auto no andaba, sus celulares no tenían señal y lo único que tenían para entretenerse eran el uno al otro, además de un ukelele de color azul.

- ¿Tenemos que estar aquí hasta que se haga de día? -Preguntó uno de ellos, cansado.

- Hasta que pase un auto y nos ayude, ten un poco de paciencia Ronnie -Le respondió el otro, tocando notas al azar en el pequeño instrumento.

Ambos estaban apoyados en el capó del auto, esperando a que alguien los viese y tenga la decencia de ayudarlos. Dudaban que a las tres y media de la mañana alguien pasará por el lugar.

- Fer, mira -Ronnie apuntó al frente, dos focos fuertes de luz podían verse a lo lejos.

- Gracias a Dios alguien apareció -El más alto se despegó del capó dejando el instrumento sobre éste y se paró al borde de la carretera.

Extendió su brazo y levantó su dedo pulgar, esperando a que el conductor parara para darles una mano con el auto.

Efectivamente, el auto con luces altas paró a un par de metros frente al chico, el cual quedó por unos cegado por el resplandor. Con sus ojos entrecerrados y apenas viendo poco, se acercó a la ventanilla del lado del acompañante, la cual se bajó de inmediato.

- Disculpe, podría... -Las palabras del chico desaparecieron de su boca al darse cuenta de algo.

Cuando su vista volvió a ser tan nítida como siempre, vio asombrado, aterrorizado y confundido, que no había nadie dentro del vehículo.

Bastante asustado, se alejó para ir con su amigo, de golpe se había puesto totalmente pálido.

- Parece que viste un fantasma -Comentó divertido Ronnie, sin saber realmente que pasaba.

- No vi nada... -Apenas pudo decir Fer, tomando de los hombros a su acompañante- No hay nadie en ese auto -

- ...¿Qué? -Fue lo primero que salió de sus labios.

Alejó de golpe a Fer y también se acercó al vehículo para comprobar lo que estaba diciendo. Efectivamente, no había nada ahí, nada mas que una enorme mancha de sangre en el asiento del conductor.

- ¿Viste eso? -Indico mientras miraba a Fer- La mancha... -

Cuando este estaba por acercarse a ver, el auto comenzó a andar solo otra vez, haciendo que ambos jovenes se alejaran rápidamente de la carretera, y siguieran con la mirada atónitos su paso.

Aunque eso no fue lo que les dio más miedo en ese momento.

Lo que les dio más miedo, fue que el ukelele se estaba tocando solo. O al menos eso creían.

Ninguno de los dos tuvo el valor para voltear a ver el auto y ver que estaba tocando esas vagas notas y cuando estaban a punto de hacerlo, los focos estallaron y el estruendoso sonido de los vidrios rompiéndose y cayendo al suelo, los hizo saltar en su lugar.

- ¿Qué mierda esta pasando...? -Preguntó Ronnie con apenas un hilo de voz.

No obtuvo respuesta.

- Fer... No estoy para bromas -Insistio.

Sin voltear a ver, se acercó a donde creía que estaba su amigo, pues la densa oscuridad que ahora lo envolvía no dejaba verle absolutamente.

- Fer, contestame -Susurro ya algo desesperado.

Siguió con pasos lentos hasta que sintió como si pisase agua. Buscó en sus bolsillos su celular, esperando encontrarlo.

- Fer... Por tu puta madre, si te fuiste te matare... -Sin cuidar su lenguaje, sacó su celular y encendió la linterna.

No había rastro de Fer. Y por instinto miró hacia abajo.

Uno de sus pies estaba sobre un charco de sangre.

Lo único que pudo hacer en ese momento fue gritar del terror, dando varios pasos hacia atrás hasta quedar contra el capó otra vez. No quería pensar que esa sangre era de Fer, se negaba.

"Esto no está pasando, es un mal sueño"

Se repetía varias veces.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando con la palma de su mano sintió algo húmedo. Más sangre.

Volteo a ver y se encontró con que la cabeza cercenada de Fer estaba clavada en el limpiaparabrisas. Y allí, gritó una vez más, pero ahora su grito se mezcló con lágrimas de horror y tristeza, sus ojos no podían despegarse del rostro pálido y lastimado de su amigo.

Y mientras sufría, su celular se quedó sin batería, marcando un curioso horario.

3:33

Alguien le tocó el hombro.

No tenía que quedarse en la oscuridad.

Fictober [2018]Where stories live. Discover now