Día 16: Frío.

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Los vidrios estaban empañados y la blanca capa de nieve cubría todo alrededor de la cabaña.

El pequeño niño de apenas seis años de edad se encontraba jugando en la nieve con su hermano mayor. Ambos amaban este tipo de días.

— Chicos, les hice a los dos chocolate caliente —La madre de ambos se asomó por la puerta trasera con las tazas en ambas manos— Igual, en un rato entren que ya se esta ocultando el sol —

Sus dos hijos se quejaron ruidosamente antes de agarrar cada uno su taza y beber un poco de lo que estas contenían.

— ¿Se quieren quedar afuera jugando? ¿En la noche? —El padre de los niños apareció detrás de su esposa, terminando por abrazarla— ¡El abominable hombre de laa nieves los puede atacar! —

— ¡Eso no existe! ¡Lo dices para asustarnos! —Reclamo el más grande de sus hijos.

— ¿Alguna vez lo vieron? ¡Porque yo si! Y no soporta a los cazadores como yo ¡Se los devora! —El hombre seguía intentando asustar a los niños.

Lo cual logró, ya que estos decidieron entrar antes de poder terminar sus chocolates.

Al rato, él ya debía de irse a trabajar, ya estaba preparado con su rifle y toda la ropa para el invierno. Estaba ya en la puerta, a punto de salir, pero se vio interrumpido por su hijo menor.

— ¡No vayas papá! ¡El hombre de las nieves te va a devorar!

No pudo evitar reír por la inocencia de su pequeño retoño.

— Es verdad lo que dijo tu hermano, no existe... Lo decía para que entraran —Se sinceró para que su hijo no tuviera miedo.

— Pero...

— Se me va a hacer tarde, nos vemos luego campeón —Luego de decirle eso a su bebé, por fin salió de la cabaña.

Pero nunca volvió.

Lo buscaron por años.

Parecía que el frío invierno se lo hubiera tragado sin dejar rastro de él.

Fictober [2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora