Día 14: Libro.

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Cuando era pequeño, me gustaba esconderme en la gran biblioteca de la casa. Era lo que más me gustaba de la enorme mansión.

La biblioteca tenía dos pisos, el de abajo estaba conectado con el living, y el de arriba daba a un ventanal enorme. Pasando por este, había un sofisticado balcón con sus respectivos muebles de exterior.
Me gustaba tomar unos cuantos libros y sentarme en uno de los sillones individuales a quedarme horas leyendo.

Desdé que tengo uso de la razón he leído, y aún así no completé ni la mitad de la biblioteca.

— ¿Otra vez aquí, joven amo? —Uno de los empleados salió al balcón.

Traía una bandeja de plata sobre una de sus manos, en esta traía una jarra con jugo de naranja y un vaso largo. Dejó la bandeja frente a mi, en la pequeña mesa que había en el lugar.

— Sí, encontré unos libros que me interesaron bastante y comencé a leerlos —Respondí con algo de entusiasmo.

— Bueno... Su madre me ha dicho que le muestre algo, una nueva sección... Cuando guste ir puede decirme cuando quiera —Dicho eso, se retiró, no sin antes despedirse con una educada reverencia.

¿Una nueva sección? Luego iré a ver, pero antes quiero acabar estos libros

- - -

La noche no tardó en llegar. Y yo no me di cuenta.

El tiempo se pasó volando entre página y página, como siempre lo hacía. Me gusta sumergirme en ese mar de historias que la biblioteca me proporciona. Esas aventuras maravillosas y fantasiosas que se escriben con amor, pasión y alegría son las que más me gustan.

Me pregunto que clase de libros habrá en esta nueva sección.

— Alfred —Llamé la atención del sirviente una vez que estaba en su misma habitación— Llevame donde esta nueva sección, me interesa descubrir que hay —

— Sigame joven amo.

Sin acotar nada ni decirme algo sobre donde me llevaba, comenzó a caminar en dirección a uno de los libreros del piso de abajo. Se paró frente a este y metió la mano entre dos gruesos libros, apretó algo que se escuchó como un pequeño botón. Apenas sacó la mano, el librerio comenzó a retroceder con lentitud, levantando algo de polvo. El botón que apretó encendió un mecanismo que quitó aquello de nuestro camino y nos dejó paso libre a un lúgubre pasillo.
Alfred pasó primero y caminó por este, como si fuese de todos los días, y yo como el lector curioso que soy, decidí seguirlo.
Mientras ibamos avanzando, se empezaban a encender unas antorchas que estaban incrustadas en la pared. Y una vez que llegamos al final, Alfred se hizo a un lado.

— Usted debe de abrir esta puerta.

Miré al criado con curiosidad, la puerta que estaba ante mi era una de aspecto medieval, sin manija ni nada para poder abrirlo.

— ¿Cómo? No tiene nada, ni una cerradura tiene —Le dije lo obvio al hombre a mi lado.

— Esta puerta no necesita de las llaves convencionales, joven amo... —Mientras decía eso, imitaba la acción de quitarse los guantes.

Por un momento miré mis manos cubiertas por la seda negra de mis guantes. Hice caso a las indicaciones del hombre y terminé por quitarme primero el de mi mano derecha, viendo primero que nada la palma de mi mano, donde se alojaba un tatuaje fuera de lo común.

Un pentagrama invertido.

— ¿Con esto? —Pregunté mirando al hombre, él asintió.

Me acerqué un poco a la puerta y apenas mi mano estuvo cerca de esta, el pentagrama empezó a brillar de manera tenue, suave, la luz era de un color verde claro.
Acerqué aún más mi mano hasta apoyar la palma sobre la fría y humeda madera de la puerta, la cual se abrió apenas sintió el tacto de mi piel. Dentro era totalmente distinto, las paredes eran de un color carmesí, parecido a la sangre. Había un solo librero de color negro, lleno de extraños libros de diferentes formas y tamaños.
En el piso oscuro, había una alfombra de color negro, en la cual destacaba el bordado de un pentagrama invertido, que alrededor tenía muchos signos que yo desconocia totalmente.

— ¿Qué es esto? —Miré a Alfred, éste se mantuvo fuera de la habitación— ¿Qué es este lugar? —

— Es su herencia, joven amo.

Me quedé mirándolo unos segundos confundido, hasta que decidí entrar y poder ver mejor todo.
Algo que no había visto antes, fue un pedestal de madera en medio del cuarto, de estos que tienen las iglesias para poner las biblias.

Me acerqué hasta este con cuidado y observe el libro que se encontraba abierto. Tenía polvo sobre las viejas y desgastadas paginas así que mi mejor idea fue soplarlo, levantando una nube de suciedad. Cuando pude ver adecuadamente el título que estaba escrito en el papel marfil casi al principio de la hoja, supe que este era mi libro.

"Tipos de magia y como utilizarlas"

Fictober [2018]Where stories live. Discover now