Día 6: Silencio.

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Y aquí estabamos.

Los cinco, aterrorizados mientras veíamos al sexto de nosotros ser devorado por esa cosa.

Todos estábamos en diferentes posiciones, pero igual de silenciosos. Yo estaba parado a un lado de la fogata que habíamos hecho con Natalia al lado, sentada aún en el tronco, sus amarillas uñas estaban clavadas en este y sus piernas temblaban. Karen, su hermana, estaba de rodillas justo al lado de la cosa que devoraba a nuestro amigo y quién era su pareja, sus perturbados ojos no podían dejar de mirar la escena.
Marcos estaba llorando pegado a un árbol, Maria se encargaba de mantenerlo en silencio al estar callando sus sollozos con una de sus manos.

Ninguno debió de hacer ningún ruido.

Carlos no tenía que haber gritado chistes para atraerlo, sabía que no debía, pero él nunca creyó en la historia.

Cuando llegamos a acampar, el viejo loco nos lo había advertido.

"No hagan ruido de noche, lo despertarán"

Nosotros nos burlamos de él y no le hicimos caso, muchísimo menos Carlos.

"Son estupideces, esas cosas no existen"

Ninguno sabía lo que estabamos por vivir.

Karen no lo soportó más, no quería ver más como esa bestia engullía el cuerpo de su novio. Rápidamente se levantó y salió corriendo a ningún lado, solo quería huir.
El monstruo escuchó sus pasos y ni siquiera la dejó avanzar más de dos metros. Apenas hizo un ruido, un paso muy fuerte.

Lo primero que atacó fue su pecho, tragaba su carne, sus organos y hasta sus huesos con hambre, era horripilante como despedazaba el cuerpo con sus garras, ver como se ocupaba de que sus dientes mordieran bien todo lo que se llevaba a la boca, tragaba con fuerza y eso hacía que todos nos congeláramos. Definitivamente lo más espeluznante era los sonidos que hacía, parecía una respiración terriblemente agitada y forzada, tal cual nos lo describió el viejo.

Y ahora, la que se rindió ahora de todos ante la situación, fue Maria, se alejó de Marcos con muchísima cautela y comenzó a dar lentos pasos hacia atrás, sin fijarse donde pisaba. Tuvo la suerte de pisar una rama y atraer la atención del monstruo, quien al oírla, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba siendo despedazada.

Y ella solo podía gritar.

He de decir que Natalia siempre tuvo la mente fría ante situaciones de peligro o problemas, siempre logra encontrar una forma de solucionar todo.
Pero me sorprendió que la forma que halló para huir, fue agarrar una piedra y tirarla contra el árbol donde  estaba resguardado Marcos, atrayendo a la criatura hacia él.

— Es nuestro momento de huir —Me dijo mientras se levantaba y agarraba mi brazo.

Yo quedé en estado de shock, viendo como ahora, esa cosa se estaba dando un festin con el cuerpo del pelirrojo.

Nos va a oír.

Hay que esperar hasta que salga el sol.

"No soporta los rayos del sol"

Los consejos que ese viejo nos dio es la única forma de huir. Y aún cuando esta pasando esto, no le hacen caso.

— Gabriel...

No le contesté, y eso fue suficiente para ella.

Hizo lo mismo que Maria y Karen. Primero caminó despacio y después salió corriendo. Gran error.
Y yo no me moví un centímetro, menos cuando senti a la criatura pasar corriendo a un lado mío.

Lo último que escuché, fue el grito de terror de Natalia.

Seguí sin moverme.

Seguí en silencio.

Era la única forma de sobrevivir.

Fictober [2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora