Día 9: Crucifijo.

17 5 5
                                    

¿Cómo acabé así?

Enterrado en mis propios miedos, apretando con fuerza el crucifijo de madera contra mi pecho, respirando con angustia y dolor, mientras su cuchillo aún estaba enterrado en mi estómago. La sangre brotaba de mi boca y de mi nueva herida, manchando toda mi ropa y el suelo.

Escuchaba sus pasos acercarse lentamente entre los árboles, las hojas y ramas crujían al ser pisadas por sus botas negras. Sus leves risas y susurros incoherentes cortaban el silencio como el machete que cercenó la cabeza de mi pareja.

— Se que estas por aquí pequeña ratita.

Su espeluznante voz se escuchaba casi sobre mi nuca. Sentía su pesada respiración tan cerca que parecía estar al lado mío.

Dios ayudame a escapar de este demonio.

¡Te encontré!

Un alarido de terror salió de mi boca cuando este despiadado monstruo apareció justo frente a mis ojos. Apreté con fuerza el crucifijo y sali corriendo de ahí lo más rápido que me permitia mi herida.

Desgraciadamente, él era muchísimo más rápido que yo y no me dio la oportunidad de escapar.

Me agarró de la ropa y pasó alrededor de mi cuello su brazo, aplastandome contra su pecho. Arrancó el cuchillo de mi cuerpo y ahora quitó su brazo para tomar con fuerza mi mentón, y así poder apoyar su ensangrentada arma contra mi cuello, sin llegar a hacer un corte.

— Quería jugar un poco con tu novia pero por desgracia se murió muy rápido.

Sus palabras chocaban asquerosamente contra mi oreja, su respiración ahora era agitada, como de excitación. Parecía que le había dado un golpe de adrenalina.

— Así que tendremos que divertirnos nosotros dos ¿Te parece?

Me apretó aún más contra su cuerpo para que pueda sentir todo de él.

Apreté con fuerza el crucifijo en mi mano. Le rogaba a Dios que por favor, me ayudara.

Pero nunca lo hizo.

Fictober [2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora