En teoría, la vida de Terra debería de ser más fácil ahora. Su hermano kanima ya no está, tiene a los mejores amigos del mundo e Isaac está enamorado de ella. Sin embargo, su vida perfecta está a punto de tambalearse.
El pasado ha regresado por ell...
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El plan funcionó. Cuando Terra fue al sótano, se encontró con que Derek estaba encerrado también con Cora y Boyd, cubierto de rasguños y sangre. Estos últimos estaban inconscientes y heridos, pero el sol ya estaba saliendo. El efecto de la luna llena había pasado.
—Hay una profesora aquí adentro. Yo me encargaré de ella —dijo Derek—. Llévenselos.
Terra, Scott e Isaac los llevaron al loft de Derek. Isaac no le habló a Terra en todo el camino, aunque Terra no podía entender por qué. Isaac se bajó del auto de Terra, sin despedirse, azotando la puerta.
—¿Cuál es tu problema? —jadeó Terra, bajándose también.
—¿En serio, Terra?
—¿Qué sucede?
—Puedes ser muy inteligente en unas cosas, pero en otras...
—Isaac, sólo dilo. Dios mío...
—Terra, me hiciste a un lado. No debiste de haber ido sola a encargarte de la puerta.
—Oh, no. Por favor no hagas esto.
—¿Que no haga qué?
—No me trates como si fuera débil. No lo soy. No necesito ningún príncipe azul que me rescate o haga las cosas por mí.
—Es no sobre eso...
—Soy igual de veloz que tú, tal vez incluso más. Podía manejar la situación y lo hice.
—Terra, escúchame por un momento —la interrumpió Isaac, acercándose a ella. Tomó aire, como si estuviera conteniendo su enojo y dijo—: Sé que eres capaz de muchas cosas. Sé que eres fuerte y rápida. Sé que no necesitas que alguien te salve pero necesitas que alguien te ayude. Necesitas que alguien te apoye. Estás acostumbrada a hacer las cosas sola pero no tiene que ser así.
Terra se quedó callada, de brazos cruzados, mordiéndose el labio. Desvió la mirada, evitando ver a Isaac a los ojos.
—No me gusta esta conversación.
—Lo sé. Pero sabes que es cierto —Isaac hizo una pausa, esperando a que Terra dijera algo más. Al no hacerlo, suspiró—. Piénsalo. Nos vemos mañana.
—No quiero que te vayas si estás molesto conmigo —exclamó Terra, tomándolo del brazo. La expresión de Isaac se suavizó.
—No estoy molesto ya. Solo herido. Pero tú tienes la sangre pesada de una manera que es imposible hablar contigo y en este momento no vamos a llegar a ningún lado con esta conversación. Mañana hablamos, ¿sí?
Isaac se acercó para besarle la frente y después se marchó, entrando al loft de Derek.
Terra dio vuelta, metiéndose en el asiento del conductor, furiosa.
