Capítulo 1

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(ONE OF THOSE MOMENTS THAT JUST SLIP

BUT YOU FEEL IT FROM YOUR HEART TO YOUR FINGERTIPS)

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Capítulo 1

Por algún motivo, todas las personas nacen con un reloj en el interior de su muñeca derecha.

No es un reloj de pulsera, es más un tatuaje de las cifras de un reloj digital. Es de un plateado apagado, pero reluce un poco cuando se pasa el dedo por encima o se ejerce un poco de presión sobre él, como si estuviera pintado con permanente plateado.

Y, desde el momento en el que naces, empieza a contar hacia atrás.

Beca piensa a veces que, a la primera persona que lo descubrió le tuvo que dar el susto de su vida. Si un día despertases y te encontraras con un reloj que no deja de contar hacia atrás en tu brazo, pensarías que está marcando el tiempo que te queda hasta tu muerte.

Por suerte, no es así. Esta no es una película de Justin Timberlake.

Ese reloj tiene otra función. Que sea útil o no, eso ya es un tema aparte y depende de a quién le preguntes. En general, la gente se ha acostumbrado tanto a él que ya ni se cuestionan cómo sería no tenerlo.

Cómo sería no saber cuándo vas a conocer a tu alma gemela.

Sí, ese es el propósito del reloj. Marca el tiempo que falta hasta que conozcas a tu alma gemela. Y este es un concepto que Beca no termina de entender. ¿Qué es un alma gemela? ¿Acaso existen?

Todo el tema del amor provoca en ella una oleada de escepticismo, pero la creencia de que existen las almas gemelas es ya puramente estúpida. Una persona no debería necesitar que alguien más la complete.

Además, ¿de verdad hay gente en el mundo que cree que un reloj le va a decir exactamente de quién debe enamorarse, junto a quién debe pasar el resto de su vida?

Le parece totalmente absurdo. Una completa locura. Podrían haber nacido con otra cosa tatuada en la piel, como la fórmula para la cura contra el cáncer o para la paz mundial, así por citar algunos ejemplos de usos verdaderamente útiles que podría tener ese estúpido reloj.

Beca odia el reloj.

Aunque no siempre fue así.

Cuando era pequeña lo encontraba bastante fascinante. Recuerda pasar horas y horas rozándolo con el dedo para verlo brillar suavemente. Recuerda que sus ojos buscaban los relojes de los demás por pura curiosidad, no le interesaban las cifras, sino que ella quería descubrir si de verdad todos eran iguales o si había cambios. Recuerda tener muchas preguntas sin respuesta y ser muy joven como para investigar por su cuenta.

- ¿Qué pasa cuando tu reloj llega a cero? – preguntó una noche cuando su madre la estaba acostando.

Johanna Mitchell le sonrío con dulzura y tomó asiento en el borde del colchón, con cuidado de no aplastar el muñeco favorito de Beca. Cogió el elefante de peluche y lo metió entre los brazos de su hija, bajo las mantas.

- ¿Desaparece? ¿Deja de brillar cuando lo tocas? – siguió preguntando Beca, apoderada por el ansia de disipar toda la incertidumbre que rodea al reloj.

Su madre dejó escapar una risita ante la clara impaciencia de la niña de cinco años y se subió la manga del jersey para enseñarle su reloj. Beca se incorporó hasta quedar sentada, tan rápido que casi chocó frentes con su madre, sus pequeñas y regordetas manos ya enroscadas alrededor del brazo extendido para poder ver mejor.

00:00:00Where stories live. Discover now