¿Qué Tom está qué..?

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Una semana y media después.

— ¡Ya sé! — gritó tan repentinamente la mujer que asustó a su esposo e hijos que se sobresaltaron.

Benedict esperó callado a que ella siguiera hablando, temía hacer cualquier cosa y que ésta se desquitará con sus niños. Hace una semana atrás la enfrentó por hacer sentir mal a Holland y no le fue muy bien, ahora tenia cinco puntos en el brazo (Lo tiró contra una ventana).

— ¡El mocoso podría hacerse la prueba Prenatal!

— ¿Qué?

— ¡Si, la prueba para saber ahora si ese bastardo que lleva es tuyo o no! ¿Por qué no lo pensé antes?  — se recriminó ella sola, riendo nerviosa antes de levantarse y buscar su celular.

— No le digas así.

— ¿Cómo le digo entonces?

Paró de buscar su celular para voltear a ver a su, aun, esposo con odio en sus ojos y asco en su expresión. Se acercó a la mesa donde estaba un cuchillo sin filo el cual tomó, apuntó al mayor y le dijo:

— A ver, basura. Si yo te hubiese sido infiel con un tipo veinte años menor que yo, y me quedara embarazada de él ¿Cómo te sentirías? Pero ese tipo es tu amigo, y dejo que te abrace o te hable como normalmnete lo hace.

Sin poder evitarlo comenzó a derramar lágrimas en lo que su voz también se volvía aguda, soltó el cuchillo con desgana antes de darse la vuelta para que él no la vea llorar. Le dolía, le dolía mucho, pero lo hecho, hecho está. Ya no nada será igual, si le fue infiel uns vez puede hacérselo otras veces más.

— No puedo decir nada a mi favor, tampoco lo intentaría porque se que saldría perdiendo, pero Tom no tiene la culpa, fue mía...

— ¡Él no estaba obligado a abrirte las piernas y aún así lo hizo! — gritó sin mirarlo, sus hijos habían comenzado a llorar.

Quería defender a Tom, en serio quería, pero no sabia como, no sabia que decir y eso lo estresaba tanto, porque si llegara a intentarlo ella sacaría algo mejor y volvería a cerrarle la boca.

Se quedó callado hasta que ella logró calmar a los niños, pensando en lo que ella había dicho al principio.

— ¿Cómo es eso de la prueba prenatal?