Kendall Coss

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Hayley cae verdaderamente exhausta sobre mi pecho

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Hayley cae verdaderamente exhausta sobre mi pecho. Sus jadeos se escuchaban en toda la habitación, con delicadeza llevo mis manos a su cintura sonriendo por haber podido estar con ella nuevamente.

Ella oculta su rostro en mi pecho desnudo, esta vez acaricio su pelo con mi mano derecha entrelazando mis dedos con su pelo.

—Ya no puedo más—dice Hayley en un jadeo—¿Es que acaso no te detienes?

—Me sorprende que digas algo así. Si eres tú la que nunca quiere detenerse—digo sonriendo.

—Lo hemos hecho desde la tarde. Ya mi cuerpo no da para más...—dice levantando su rostro y mirándome—Creo que ya sé cuál era tu insistencia en que vaya al gimnasio—dice sonriendo, luego se levanta un poco para darme un beso fugaz, luego deja de estar sobre mí para acostarse en la cama.

—¿Te dormirás? —pregunto mirándola con una ceja levantada, ella asiente cerrando los ojos. Me siento en la cama y lentamente cubro a Hayley con la sabana, ella se había dormido al instante dejándome completamente sorprendido por la facilidad de cómo se ha dormido.

La miré atentamente, sabía que me amaba y ella siempre me lo dejaba en claro, y ver como no pudo contener sus lágrimas por el amor tan inmenso que siente por mí me ha dejado en claro que ella será mi compañera de toda la vida.

Miré mis manos, sabía que era muy temprano para pedirle matrimonio, pero una parte de mi corazón me grita diciéndome que es la mujer con quien quiere estar. Tengo montones de defectos y Hayley ha sido capaz de amarlos sin importar nada, ella me ha abierto su corazón y me ha dejado entrar sin ningún problema.

¿Era posible estar perdidamente enamorado de ella? Es que la miro y no puedo creer que su antigua pareja no estuviera "seguro" de casarse con ella. Yo daría todo para casarme con Hayley. Para formar una familia con ella, para envejecer juntos. Cielos, este sentimiento es punzante y lleno de emociones. Emociones claramente fuertes y llenas de felicidad.

Me acuesto lentamente en la cama con la mirada hacia el techo, a lo mejor dormir me haga bien en estos momentos, pero entonces escucho como suena la puerta del apartamento. Me levanto lentamente, camino hacia mi maleta y busco algún pantalón de algodón para ponérmelo. Al encontrarlo me lo había puesto rápidamente, salgo de la habitación cerrando la puerta suavemente y me dirijo hacía la puerta principal del apartamento.

Al abrir la puerta me encuentro con Calvin, quien me miró sonrientemente ¿Qué diablos hace este tipo aquí a estas horas? Y para el colmo en la forma que estaba vestido. Venir a estas horas en pijama para el apartamento de una mujer no me lo encuentro apropiado.

—Hola. ¿Dónde está Hayley? —dice intentando mirar por detrás de mí. Interfiero con su intento de entrar y lo miro fijamente.

—Está dormida—digo seriamente.

—¿Crees que me intimidas? Tú no me conoces, no sabes quién soy. —dice Calvin mirándome desafiantemente.

—Si sé quién eres—digo saliendo del apartamento cerrando la puerta detrás de mí para que Hayley no pudiera escuchar nada—Eres un imbécil que se cree más importante que los demás por abusar del dinero de tu papi. No eres nada más que un niño mimado que quiere tener todo con facilidad.

De repente llegaste a mí © EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now