7. Síntomas

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Una semana, Steve había estado inconsciente toda una semana. Siete días que para tony habían sido todo un martirio, pero lo peor vino después.

Steve despertó la séptima noche después de lo acontecido con el castaño, observo la figura del genio apoyada al borde de la cama como las noches anteriores, sonrió con cariño al notar que dormía, su corazón empezó a latir con fuerza y una extraña sensación de calidez crecía en su pecho. Acaricio la melena castaña tratando de no despertar al genio. Estaba feliz, se sentía en una burbuja flotando a la deriva por un sendero de luz, parecía un sueño y como en todo sueño, era momento de despertar, su radiante sonrisa desapareció tan rápido como se formo, y fue reemplazada por una mirada triste y opaca.

Se levanto con cuidado, los primeros pasos fueron desastrosos, casi cae pero se mantuvo en pie. el cansancio seguía presente, no recordaba mucho después del maravillo sexo que tubo con Tony. Sí, sexo, no encontraba otra forma de llamar a lo que habían tenido, aunque no le agradaba usar esa palabra y mucho menos saber que en verdad solo había sido eso. Cuidadosamente paso su mano por su cuello, la marca del alfa permanecía ahí pero parecía desvanecerse de a poco, muy lenta y dolorosamente.

— Se que no quisiste hacerlo, no te preocupes, pronto se borrara...— susurro con tristeza.

Cargó al alfa y lo acomodo sobre la cama, cubrió su cuerpo con las sabanas y lo dejo descansar. Salió con pasos lentos, no quería volver a su habitación, la sentiría fría, vacía, y extrañamente sentía la necesidad de quedarse cerca al castaño, pero no lo hizo, cerro la puerta y busco otra habitación en el ala medica que pudiese ocupar.

Antes de instalarse en su nueva habitación, dejo una nota bajo la puerta de la recamara de bruce, sabiendo que, después de él, era el doctor quien salia más temprano de su dormitorio que el resto del equipo, así que no había riesgo de que alguien extra encuentre dicha nota.

Ingreso a la habitación y se recostó en la cama, tan pronto como su cuerpo tocó las sábanas cayó dormido nuevamente.

La mañana siguiente llegó, tal como Steve lo predijo, el primero en despertar y salir de su habitación fue el galeno, tras leer la nota fue en busca del rubio rápidamente.

— Bruce— saludo a penas lo vio entrar.

— Steve— respondió al saludo con un ademán de su cabeza, guardo silencio unos segundos antes de volver a tomar la palabra— yo...— suspiró— lo lamento, tuve que contarles sobre tu condición, yo... Perdón— se disculpó con arrepentimiento.

— No te disculpes. Sabía que en algún momento se enterarían, no podía ocultarlo por siempre pero... Esperaba poder ser yo quien se los dijera.

— Steve, debes hablar con Tony, él...

— No— interrumpió— por favor, tal vez suene cobarde pero no me siento capaz de darle la cara, ni a él, ni al resto del equipo— agachó la cabeza— no soportaría que me juzgue...— susurró quedo más lo suficientemente audible como para ser escuchado por el pelinegro.

Bruno sabía muy bien que se refería a Tony, también sabía que Steven tenía la equivocada idea de que el genio había estado con él solo para hacerle el "favor" y ayudarlo con su celo.

— Él jamás— iba a defender a su hermano de ciencias pero fue interrumpido nuevamente, está vez por la IA.

— Doctor Baner, se solicita su presencia en la sala de descanso, el señor Stark está algo alterado.

— Iré en seguida— se apresuró en responder, debió imaginar que el castaño armaría un escandaloso al no encontrar a su lado al rubio— insisto en que deberías hablar con él— se dirigió al rubio. Este solo negó suavemente con la cabeza, tenía una sonrisa triste en el rostro cansado— bien— se rindió— volveré en un rato— se despidió para luego salir de la habitación y abandonar el ala médica.

¿Omega o Alfa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora