20. Más que el destino

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— ¡ayuda por favor!— la aguda  voz femenina volvió a gritar desesperada. Su cuerpo temblaba, sus pasó torpes se hacían cada vez más lentos, el dulce aroma que emanaba se volvía cada más dulce a cada segundoa-ayuda...

— aqui estás pequeña zorra— un hombre robusto y con cicatrices se acercó peligrosamente a la joven.

— alejate de ella— otra voz masculina se oyó, potente pero jadeante.

— creí que los otros se ocuparían de tí, tomó del cuello de la camisa que llevaba el rubio para acercarse a su rostro sonrojado por el calor— prefiero a las mujeres pero tú hueles bien... Me divertiré con ambos.

Un puño se estampó en rostro del sujeto, su labio reventado sangró y al escupir un fragmento de hueso dental salió disparado.

— ¿Qué demonios eres? Hueles a perra en celo pero golpeas como Alfa. Maldito fenómeno— el golpe en sus costillas no lo tumbó pero si hizo flaquear sus piernas, cayó de rodillas frente a su agresor— así está mejor— la liberación de feromonas provocó que su temperatura aumente y su entrada comenzará a lubricar.

Steve giró su cabeza esquivando el beso que el alfa planeaba dar, observó a la mujer que lloraba a un lado, su mirada decía que escapara, y eso hizo. Tambaleante por su propia humedad y alta temperatura se puso de pie e intentó huir. Pero otras dos presencias llegaron de pronto.

— Oye amigo, no te importaría compartir— habló uno de los recién llegados.

— Ella es mía— sentenció con voz de mando soltando al rubio que volvió a caer, dando una patada en su estómago lo dejo en el suelo— hagan lo que quieran con este— sucia escoria— escupió.

— No se acerque— al ver que el hombre volvía a acercarse a ella retrocedió hasta chocar con la pared— no me toque... Por favor, alguien. Ayuda.

Steve ve las siluetas acercarse a él pero su vista no se despegaba de la joven que cada vez se veía más aterrada. Ella mordió la mano del sujeto en un intento por defenderse, esto desató su ira y comenzó a golpearla.

— ¡Maldita puta!  Cómo te atreves, ustedes los omegas solo sirven para abrir las piernas...

*... Y tú ni para eso sirves, escoria...*

*No*

*Suéltala... Sueltame...*

— ¡suéltenme!— con un rápido movimiento derribó a sus propios atacantes, quienes sorprendidos intentaron golpearlo. Molesto, el rubio los derribó nuevamente dejándolos inconscientes. Por un momento se vió reflejado en la pobre omega que ya ni se quejaba de los golpes, solo lloraba mientras era desvestida.

El pervertido agresor fue alejado de un jalón y estampado contra la pared contraría causando un gran estruendo. Por el golpe quedó inconsciente.

Ofreció su ensangrentado abrigo a la mujer para que cubra su cuerpo. Ella conmocionada lo tomo aún temblando pero inmensamente agradecida con aquel extraño.

(...)

— ¿Se encuentra mejor, Capitán?— un beta pulcramente vestido le entregó una taza con té esperando que lo relaje. Al no ver señal de que su ofrecimiento fuera aceptado, dejó la taza en la mesa al lado de la cama y salió de la habitación.

— No lo veo bien— habló hacia el hombre moreno que lo esperaba afuera.

— No lo está— el beta del parche cerró la puerta que había sido dejada abierta por el otro.

¿Omega o Alfa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora