¿Omega o Alfa?

17. Cerca de la verdad

Tony no había terminado de leer todos los archivos que extrajo de SHIELD que tenían relación con el rubio Omega, pero con lo que ya conocía le bastó para hacerse una idea de lo que planeaban, y estaba muy enojado con Bruce, no podía creer que él se había prestado para algo así.

Y lo malo de no poder llevar esos archivos a la torre era que tuvo que dejarlos en el sistema de la compañía. Grave error. Teniendo en cuenta quien era la administradora y representante de industrias Stark.
Aquella valiosa información quedó expuesta a Virginia Pepper Potts, quien acababa de descargar dichos archivos en una memoria.

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Sam despertó al sentir los rayos del sol en su rostro, encontrándose con un dormido Bucky que parecía no querer aflojar el agarre en su cintura.

— ¡Ya sueltame animal!

El castaño despertó al sentir su cuerpo impactar con el frío piso pero aún medio dormido pudo escuchar las dulces palabras del Omega moreno.

— ¿Así despiertas siempre a tus invitados?

— en primer lugar, no eres mi invitado y en segundo lugar, mis invitados no duermen en mi cama y me abrazan como si fuera su oso de peluche.

— eso me hace especial— sonrío burlón.

— idiota— el impacto de la almohada en su rostro fue menos doloroso que el de su cuerpo con el piso.

Sam se encerró en el baño para tomar una larga y necesitada ducha, esperaba que eso y su colonia favorita pudieran quitar de su cuerpo el aroma del alfa.

Terminada la tarea podía sonreír victorioso al saber que el aroma del alfa no estaba más en su cuerpo, pero al abrir el compartimento para medicamentos detrás del espejo se topó con la sorpresa de que ya no contaba con supresor por lo que no podría ocultar su aroma hasta conseguir una nueva dosis.

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Las caricias en su cabello lo despertaron, sonrío con los ojos cerrados al sentir el aroma del alfa castaño.

— Buenos días dormilón— saludo el genio acomodando un rebelde mechón de cabello que cubría su frente.

— Tony— se acurrucó en sus brazos para seguir durmiendo.

— Es bueno que descanses pero también debes comer, ven— lo separó de su pecho— vamos a desayunar.

— No, quiero seguir durmiendo.

— Steve— llamo con voz autoritaria queriendo parecer un regaño. Fallando por la sonrisa que se le escapó al ver al gran capitán América haciendo un puchero— vamos, es casi medio día.

Por alguna extraña razón sentía que había intercambiado posturas con el rubio ya que ahora él dormía hasta tarde, no cumplía con sus horarios de comida, y Tony hacia lo que Steve solía hacer: regañarlo e insistir en que coma. Hasta se había despertado a la hora que Steve solía despertar para ir a correr.

— Medio día!— exclamó poniéndose de pie con rapidez— lo siento, no sé que me pasa, últimamente me siento más cansado a pesar de no hacer casi nada...

— Ey, tranquilo— se apresuró a calmarlo— es normal que te sientas más cansado, estás llevando a nuestro hijo— decretó orgulloso— ahora a comer. JARVIS— llamó.

— El desayuno que ordenó está listo, el doctor Banner lo recibió y lo dejo en la cocina, señor.

Tony frunció la boca al saber que Bruce aún estaba en la torre, minutos antes de despertar a Steve había sido informado de que los habitantes del lugar habían comenzado con sus rutinas, lo que significaba que no volverían hasta pasada la hora del almuerzo.