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[7] Música vacía

Diario de Dean Kipling

Lo conseguí, de nuevo. De alguna manera. No sé cómo. Pero lo hice. Incluso si nunca me pregunté su nombre a mí mismo, Johann suena al nombre que hubiera pensado. Viéndolo desde aquí, su letra es bastante puntiaguda y pequeña, como si intentara ocupar la menor cantidad de espacio posible, casi lo contrario a la mía redonda; eso se nota más cuando están juntas en el cuaderno que usamos para conversar. No sé si seguir sorprendiéndome siendo que nuestras conversaciones son las únicas que aparecen...

Padre se ve mucho más despreocupado últimamente, pero Deanna no afloja. Yo tampoco lo hago, pero ella tampoco viene a ver cómo ando yo siendo que yo quiero hablar con ella de alguna cosa. No sé. Lo más trivial del mundo. Hablaría con ella del clima si pudiera. El nivel de exigencia de la escuela nunca fue demasiado, pero la costumbre de estudiar no se me va a ir nunca. Es lo más entretenido que se me ocurre...

Mis padres siempre fueron personas trabajadoras. Ambos con títulos en el área de medicina; mi madre era neuróloga, y mi padre tiene su doctorado en oncología, y ambos tenían una suma de dinero considerable. Madre tuvo un problema repentino en los pulmones, un coágulo o una trombosis, y de un día para el otro se fue... No nos quedamos en la calle, tampoco estamos en una situación límite, pero padre tardó mucho en desacostumbrarse al estilo de vida que teníamos. Yo también, para qué mentir. Tenía doce años, y no me importaba el dinero, me importaba mi madre. El colegio privado y la universidad de mi hermana se fueron llevando poco a poco el dinero que teníamos, y después tuvieron que tramitar becas para poder seguir. Fue ahí cuando Deanna empezó a alejarse poco a poco, casi como la manera en la que empezamos a perder los ahorros... Ya expliqué muchas veces en todos mis diarios lo que sucedió, y aun así no puedo no entristecerme al recordarlo.

No todo es tan malo. Me alegra que mi padre se sienta más seguro con su nuevo sueldo, anoche nos llevó a comer a mi hermana y a mí afuera. Hablamos un poco más. Ellos no lo muestran, tampoco.

Este tono dramático me está queriendo hacer escribir un culebrón. Tengo que despejarme un rato.

Diario de Johann von Schäfer

Se empezó a formar una capa de polvo encima de mis muebles. Es desagradable. No puedo evitar ser tan ordenado siendo que mi habitación es lo que veo casi todo el tiempo desde que despierto hasta que vuelvo de la escuela y duermo. No soporto dormir sin sábanas bien puestas. Nadie entra a mi habitación, por suerte. El bruto de mi hermanito volvería este lugar todo un caos. Igualmente, es la única manera en que puedo pasar tanto tiempo dentro de mi habitación. La excusa de que estoy ordenando siempre sirve.

Siempre consigo tener mi diario a mano así. Al principio no sabía si escribirlo en inglés o alemán, para que los otros no entendieran lo que dice. Pero mis padres saben los dos idiomas y toda la gente aquí sabe inglés así que decidí escribirlo en alemán. No tengo nadie con quien practicar de todas maneras. Ni inglés ni alemán. A veces lo extraño.

Diario de Dean Kipling

Bien, me equivoqué cuando dije que pasaría un rato hasta que nosotros fuéramos a salir con este proyecto que ideó el centro de estudiantes, pues no pasó mucho hasta que pusieron en la puerta la fecha de la primera salida. Yo mismo acompañé a los miembros para distribuir los carteles. Hasta hoy me había preguntado en qué clase estaba Johann, no pude adivinar su edad con su rostro. Tampoco pude oír su voz, por razones obvias. Me pregunto cómo sonará su voz... No sé si pensar eso es cruel o idealista.

De alguna manera, logré romper el hielo entre nosotros dos. Bueno, más que romper el hielo, estuve partiéndolo de a poco con una pica de minero hasta que comenzó a aflojarse, y ni siquiera sé si está ausente por completo. Dado que lo fue a buscar su propio chófer, es de familia acaudalada, pero no puedo pensar de dónde salió todo. Quiero dejar de hacerme preguntas que no puedo responderme. Especialmente cuando se trata de él. Apenas se su nombre. Él no es un chico raro de circo. Es eso, un chico, que no puede oír. Él es el que no se lo toma a bien...

Y resulta que él tiene la misma edad que yo. Por su manera de responder me imaginaba que era menor.

Bien, la salida está programa para dentro de una semana aproximadamente, teniendo en cuenta que el profesor Somper nos acompañará. A pesar que seamos tantos en cada curso, decidimos no repartirnos por división y sí por año. Es por eso que nos acompañarán profesores de otras cátedras. De todas maneras, no me imagino a la profesora Suzanne tomando sol, o como mínimo disfrutando de ello...

Solamente queda esperar.

Diario de Johann von Schäfer

No sé cómo es que los del consejo de estudiantes definen qué idea usar y cuál no, pero la idea de hacernos salir a pasear en medio de la semana me parece una verdadera cagada. En serio no tenían mejor cosa de la que encargarse. ¿No son ellos los que se encargan de hacer los arreglos de las instalaciones? Ya quisiera yo que hicieran aulas más grandes, así no tengo que aguantar a los idiotas que patean asientos. Y para colmo, esta cosa se hará con la gente de las otras divisiones. El frentón negro vino a pegar el cartel de eso, sigo creyendo que se llama Timothy. Solamente me queda disfrutar el tiempo que tengo sin salir del salón... si a eso se le puede llamar disfrutar. El profesor Lerner no volvió a mencionar el tema. Se ve demasiado lastimoso como para parecer que lo hace por otra cosa que no sea pena ajena.

Vi a mi hermano Guido jugando con un piano de juguete. ¿Acaso mi madre piensa lo que hace?

Diario de Dean Kipling

Ha pasado un largo rato desde que vi televisión por última vez. Suelo enterarme de las noticias por la radio, o en su defecto por los periódicos que tiene mi padre sobre la mesa de la cocina, pero la única que mira las noticias (muy de vez en cuando) es mi hermana. Y eso fue lo que sucedió hoy; padre estaba fuera haciendo guardia, y cuando entré a casa los apuntes de mi hermana estaban más lejos de ella que lo que había visto desde que comenzó el período escolar. Compartimos el tono de piel, pero sus ojos so más oscuros que los míos, al igual que su cabello. Solía usarlo largo, pero cuando ingresó a la universidad como que el agarró un ataque y se cortó el cabello estilo garcón. Ahora está un poco más largo, pero mucho más enrulado que en ese momento.

Estaban pasando una película de comedia, de esas que pasan en el cable cuando no hay nada interesante en la programación. Le pregunté cómo estaba y me dijo que estaba relajando las neuronas. Mucho estudio, parece. Su frente está llena de brotes que enrojecen su piel, pero ella elige usar su flequillo para taparlos.

Debo admitir que la película era malísima. Pero de nuevo, no suelo ver la televisión, y casi nunca encuentro algo que me dé el interés para verlo entero. De todas maneras, incluso si no nos decíamos nada, era más agradable que esta cada uno por nuestro lado estudiando. Y aunque la película fuera mala, no costaba nada entender los chistes fáciles o la trama repetitiva que pasaba. Hasta me costó levantarme del sillón.

Diario de Johann von Schäfer

El piano de juguete seguía en su lugar cuando al fin bajé a desayunar después de pasar toda la noche dando vueltas en la cama. A pesar de haber soñado con sonidos, no estoy feliz de haberlo hecho. Todo esto me trajo recuerdos. Demasiados recuerdos para mí. El piano volvía a resonar en mi cabeza y y no lo podía detener. Era como una melodía sin final. No, no era eso. Era una melodía de la que yo no pude escuchar el final.

Fue demasiado fuerte para mí. Ni siquiera puedo tener la voz suficiente para llorar, o para evitar que me oigan hacerlo.

joder, ni siquiera conozco el sonido de mi propia voz.

Música vacía [Gay]Where stories live. Discover now