━ 𝐗𝐈𝐗: Discusiones en el río

1K 115 80
                                    

•─────── CAPÍTULO XIX ───────•

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

───── CAPÍTULO XIX────

DISCUSIONES EN EL RÍO

────────────────

── 「 𝐂𝐎̀𝐌𝐇𝐑𝐀𝐈𝐃𝐇𝐄𝐀𝐍 𝐀𝐈𝐑 𝐀𝐁𝐇𝐀𝐈𝐍𝐍 」 ──

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

── 「 𝐂𝐎̀𝐌𝐇𝐑𝐀𝐈𝐃𝐇𝐄𝐀𝐍 𝐀𝐈𝐑 𝐀𝐁𝐇𝐀𝐈𝐍𝐍 」 ──

( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

◦✧ ✹ ✧◦

        SIRIANNE SUSPIRÓ POR TERCERA VEZ CONSECUTIVA mientras escudriñaba aquella piedra puntiaguda y semitransparente que tantos quebraderos de cabeza le estaba ocasionando. Llevaba prácticamente una semana devanándose los sesos y pasando largas noches en vela para averiguar cómo demontres funcionaba, pero por mucho que lo intentara, sus esfuerzos parecían ser inútiles. Era cierto que podía percibir la magia del colgante, sin embargo, aún no había sido capaz de conectar con ella. Y eso era algo que la exasperaba a más no poder, porque tenía la impresión de que estaba perdiendo el tiempo.

Se maldijo en su fuero interno, hastiada. Aslan no había querido revelarle la clave para ponerlo en funcionamiento, creyendo conveniente que fuera ella quien lo descubriera. Le había dicho que lo único que debía hacer para conseguirlo era tener paciencia, además de fe y esperanza.

Pero Syrin no tenía ninguna de esas tres cosas. Nunca se había considerado una persona paciente, sino más bien todo lo contrario. Y respecto a la fe y la esperanza... Si bien era verdad que había recuperado un poco de ambas tras llegar al Campamento Rojo y reencontrarse con varios miembros de su especie, seguía teniendo sus reservas. Se negaba a bajar la guardia, a ilusionarse como una niña pequeña por el simple hecho de que las cosas comenzaran a irles medianamente bien. Y nadie le haría cambiar de opinión hasta que Jadis fuera derrotada, hasta que pudiese comprobar con sus propios ojos que la hechicera había exhalado su último aliento.

Recostada en su lecho, la pelirroja profirió un breve resoplido.

Depositó el collar en su regazo y clavó la vista en el techo de lona. Aquella tienda que compartía con su madre y Neisha se había convertido en su nuevo refugio, en su santuario. Solía pasar varias horas en ella, bien para practicar con la gema o bien para aclarar sus ideas. Porque, sinceramente, desde que había puesto un pie en el asentamiento las dudas y las inseguridades no habían dejado de hostigarla. Había pasado de ser una exiliada, una superviviente más a la tiranía de la Bruja Blanca, a una líder en ciernes.

Canción de Invierno | Las Crónicas de NarniaWhere stories live. Discover now