━ 𝐗𝐗: No le temo a la muerte

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•─────── CAPÍTULO XX ───────•

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──── CAPÍTULO XX ─────

NO LE TEMO A LA MUERTE

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── 「 𝐂𝐇𝐀𝐍 𝐄𝐈𝐋 𝐄𝐀𝐆𝐀𝐋 𝐎𝐑𝐌 𝐀𝐈𝐑 𝐁𝐀̀𝐒 」 ──

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── 「 𝐂𝐇𝐀𝐍 𝐄𝐈𝐋 𝐄𝐀𝐆𝐀𝐋 𝐎𝐑𝐌 𝐀𝐈𝐑 𝐁𝐀̀𝐒 」 ──

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        LOS LABIOS DE SIRIANNE hilvanaron una cálida sonrisa al ver aparecer a Kalen por la abertura de la carpa que compartía con su progenitora y su hermana. La pelirroja se hallaba sentada sobre una pila de mantas y cojines, fabricando flechas nuevas para su carcaj. Lucía mejor aspecto que hacía dos semanas, cuando ella, Neisha y los futuros reyes llegaron al Campamento Rojo. Ya no estaba tan pálida y demacrada, y hasta incluso había ganado algo de peso. Sus ojos habían recobrado parte de su brillo habitual y la tensión había desaparecido de sus hombros.

El hombre correspondió al gesto y se aproximó a ella. Cogió una silla, la colocó delante de Syrin y se dejó caer en ella con un suspiro. Le alegraba ver que, poco a poco, su sobrina se iba recuperando de sus heridas internas. Para él era todo un alivio saber que no se había rendido, que, pese a todos los infortunios a los que había tenido que hacer frente, seguía luchando por aquello en lo que creía.

Se inclinó hacia delante y apoyó los codos en sus rodillas. Sirianne, por otro lado, volvió a centrar toda su atención en la saeta que sostenía en sus maltratadas manos. Con dedos rápidos y ágiles, unió una punta de hierro al astil de la flecha, insertándola en la ranura correspondiente y ejerciendo después la presión necesaria para que la pieza quedara perfectamente encajada.

Kalen no perdió detalle del proceso, sorprendiéndose por la facilidad que poseía para elaborar sus propias armas.

—¿Cómo está tu brazo? —preguntó el arcano, señalando con un suave cabeceo la extremidad herida de la muchacha, que metió la saeta en la aljaba, para luego coger otro astil al que le faltaba la punta y el emplumado.

Canción de Invierno | Las Crónicas de NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora