𝐂𝐀𝐍𝐂𝐈𝐎́𝐍 𝐃𝐄 𝐈𝐍𝐕𝐈𝐄𝐑𝐍𝐎 || ❝ El miedo siempre está presente, pero aceptarlo te hace más fuerte. ❞
Cuando los hermanos Pevensie descubren el armario del profesor Kirke, se ven irremediablemente envueltos en una mágica aventura que...
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•─────── CAPÍTULO XXII ───────•
ASLAN SABRÁ QUÉ HACER
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── 「 𝐁𝐈𝐃𝐇 𝐅𝐈𝐎𝐒 𝐀𝐈𝐆 𝐀𝐒𝐋𝐀𝐍 𝐃𝐄̀ 𝐀 𝐍𝐈̀ 𝐓𝐇𝐔 」 ──
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SIRIANNE CERRÓ LOS OJOS e inspiró hondo, dejando su mente en blanco. Completamente inmóvil, escuchó su propia respiración y los sonidos diminutos del silencio, las cosas inaudibles que, por lo general, suelen pasar desapercibidas. El rumor del agua, el suave movimiento de los guijarros, el ulular del viento, el crujir de la madera... La luna llena brillaba en todo su esplendor, alzándose gloriosa en el cielo estrellado. Sus brazos de alabastro se filtraban a través de las copas de los árboles más altos, iluminando hasta el último rincón del bosque con luz de plata.
La arcana, que permanecía sentada junto a la orilla del río, sobre una portentosa roca, asió el colgante que le había regalado Santa Claus, apegándolo a su pecho. El frío tacto de la gema sobre su piel desnuda le arrancó un estremecimiento, pero la dejó ahí igualmente.
Las conversaciones que había mantenido con Kalen y Lucy el día anterior habían servido para quitarle la venda de los ojos.
La menor de los Pevensie, quien siempre conseguía penetrar su coraza y tocarle la fibra sensible, le había insuflado la fuerza y la determinación suficientes para acabar con todo aquello de una vez por todas, encontrando a Edmund y rescatándolo de las temibles garras de Jadis. Y su tío le había infundido ánimos e instado a que confiara más en sí misma.
Apretó los labios en una fina línea. Le había prometido a Lucy que traería a su hermano de vuelta. Le había dado su palabra de que no descansaría hasta lograrlo, y no pensaba fallarle. Ni a ella ni mucho menos a Aslan, quien la había elegido para llevar a cabo aquella peliaguda misión.
