4.

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Cinco puertas se abrieron ruidosamente casi a la vez y la luz del pasillo se encendió, los hermanos estaban ante ella en simples calzoncillos, con sus cuerpos casi llenos de tatuajes. Varios pasos se escucharon por las escaleras, pero los cinco hermanos furiosos gruñeron.

-¡Fuera!, Enma, ¿Cómo has llegado hasta ahí? no te hemos escuchado.

Ella puso sus manos en su frente y las dejó caer al suelo con su cabeza encima.

- Espera anda.

Hideo la cogió con sus manos por las axilas y tiró, pero sus nalgas seguían detrás, ella solo se quejó dejándose caer de nuevo, Eiji se marchó al que debía ser su dormitorio y volvió con una reluciente llave, quito la cerradura y abrió un poco.

- Cógela, tirar un poco de ella y abrimos despacio.

Enma negó nerviosa tratando de meter sus manos por el pequeño agujero que dejaba su cuerpo en la micro puerta mientras negaba con una mejilla pegada al suelo.

- No, no. Por favor, no hagáis nada con la puerta.

Dai trato de coger sus manos mientras ella negaba con el cabello envolviendo su espalda.

- Tendremos que sacarte. Estás un poco sudada por los esfuerzos Enma, te quedaras fría y enfermaras.

Llevaba todo el día con frío, no entendía sus preocupaciones.

- Es que están al aire.

Ella señaló su trasero como podía, pero apenas estaba oscuro detrás. La puerta se abrió haciéndola tener que arrastrarse un poco mientras Hideo cogía su cintura ayudándola a arrastrarse y dos nalgas hermosas asomaron entre la oscuridad.

- ¿Cómo pensabas meter ese culo por ahí Enma?

Hiro ronroneo las palabras mirando sus nalgas descaradamente.

- Creo que no calcula bien el tamaño de ese culo tan blandito y esas tetas tan bonitas.

Hideo sonó completamente descarado y Hikaru señalo su culo continuando con la conversación que mantenían.

- Vamos a tener que descolgar la maldita puerta y la vas a tener que llevar a todas partes.

Hiro les hizo reír, pero ella se tocó las costillas entre risas mientras se quejaba, tenía toda la zona enrojecida, los hermanos la vieron de medio lado con los pechos completamente rojos también, tenían arañazos y marcas.

- Me duele.

Eiji negó tratando de calmarse al ver su piel rojiza por los esfuerzos de escapar.

- Normal, no va a salir.

Hikaru hizo una ola con las manos dibujando las nalgas de Enma y después se llevó las manos a su fornido pecho refiriéndose a los de Enma mientras esta volvía a bajar la mirada avergonzada.

- Esperar, vamos a probar, tal vez tirando con fuerza sales.

Dai paso junto a su hermano Eiji y se colocó tras ella, se agacho y le agarro las piernas, tiro para atrás, pero sus tetas botaron contra la puerta como un airbag haciéndolos boquear.

- ¿Tú no calculas bien el tamaño de tus inmensas tetas y de este culo tan gordo?

Señalándola Hikaru se agacho mientras hablaba cerca de su rostro haciéndola sentir las mejillas a punto de arder en llamas.

- ¡Hikaru!, qué vergüenza por favor.

Ella se tapó la cara, varios minutos después se dejó caer de nuevo en el frío suelo mientras ellos seguían hablando hasta que Hideo soltó un suspiro.

- Traerme mantequilla, vamos a intentar algo.

Eiji camino por el largo pasillo mientras Enma alzaba la mirada, al verlo de espaldas a ella, Enma observo un intrincado tatuaje por su espalda y sus piernas, al ponerse de lado para bajar pudo ver más del mismo tatuaje por su pecho y cintura, bajo y subió al poco tiempo corriendo, Enma suspiro al verlo, tenía un cuerpazo que la hacían babear, no era de hierro, menos desde donde miraba, los cinco eran impresionantes.

- Estas excitada.

Dai se puso junto a su cuello respirando con fuerzas y paso la punta de su lengua un poco haciéndola soltar un grito de sorpresa al sentirlo.

- ¡No!

Negando y sintiéndose indefensa se negó a mirarlos

- ¿Seguro?

No contesto y Hideo se agacho ante ella, agarro la tela por el final mientras pasaba con las yemas de sus dedos por debajo de la puertecita, acarició sus nalgas y tiro de su vestido haciéndola agarrarlo por las muñecas sin conseguir más que sus nalgas botaran tras la puerta.

- ¡No!, para, por favor.

Igualmente siguió tirando de la tela mientras ella se resbalaba, la agarro como si en esa pedazo de tela estuviera lo más valioso de su vida y tirando los dos a la vez, mientras hacia el movimiento de botar sus tetas contra el suelo hasta que finalmente la tela se resbalo de sus dedos y ella cayo tapando sus pechos contra el suelo, muerta de frío.

- Estate ya quieta Enma.

Hideo cogió la mantequilla de las manos de su hermano y se tiró al suelo con ella, la levantó y apoyo la helada y pegajosa masa en su estómago haciéndola suspirar mientras ella trataba de taparse los pechos.

- Tengo que untarte en ella, no te cubras.

Cogiendo su muñeca con una mano tuvo que tumbarla y cogerle las dos manos paralizándola.

- Tienes que calmarte, intento ayudarte.

Se la quedó mirando directamente a los ojos, Enma aparto la mirada hacia un lado donde estaba Hikaru que le guiño un ojo.

- Tienes unos pechos perfectos, grandes y hermosos de pezones rosas.

Cerró los ojos quedándose casi sin aliento mientras Hideo bajaba sus labios a uno de sus pezones.

- Está un poco irritado.

Tratando de soltarse no consiguió más que moverse más y más hacia el contacto de los labios de Hideo mientras él la succionaba, lamia y mordía con ruidos placenteros que salían de la garganta de él mientras ella trataba de hacerlo parar.

-¡Basta!, he dicho basta.

Golpeándolo en la mejilla lo dejo furioso mientras la cargaba de la cintura sin ella querer tocarlo, la untó tocando todo su cuerpo. Eiji varias veces le aproximo el recipiente de la mantequilla, insistió en los pechos, se puso de rodillas dejándola en el suelo mientras Enma se sentía resbalar y fue hasta la parte de atrás untando sus nalgas lentamente, las alzo haciéndola retroceder, la hizo ponerse de rodillas incluso y ella solo podía taparse el rostro completamente avergonzada.

- Preparar la barbacoa, hoy toca asado.

Enma separo las manos de sus ojos viendo a un Dai lamiéndose los labios entre risas.

-No tuvo gracia Dai.

Este hizo con los dientes un mordisco haciéndola quedarse boquiabierta.

- Bueno yo creo que ya estás, vamos a intentarlo.

La cogió por las rodillas mientras se levantaba y tiró con tan mala suerte que él mismo calló al suelo partiéndose de risa con sus hermanos, le dio un azote y rompió a reír de nuevo.

- Para ya y sácame de aquí.

Hideo trato de levantarse tras ella casi resbalando, beso donde la había golpeado y término de levantarse viendo todo el suelo pegoteado.

- Venga vamos, no seas más niña.

Él la cogió más fuerte y tiró.

- Estira los brazos todo lo que puedas Enma.

Sus tetas no pasaban...

Sumisa de cinco dragonesOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz