Shelley May regresa a Londres después de unos años en América. Al ella volver se da cuenta que en su casa nada era igual, incluyendo que su hermano el estudioso como todos en la familia lo veían tenía ya su banda de rock. Mientras ella intenta adapt...
Hoy sería mi primer día de preparatoria y eso me ponía nerviosa y tan solo por el simple hecho de que no conocía a nadie. Todas mis amigas de la secundaria se fueron a otras preparatorias lejos de aquí y eso era lo que yo quería. Pero mis papás son tan unidos con mis tíos que quieren que todos estemos en la misma preparatoria. Yo estaba por cursar mi primer año, mi hermano Roger en su segundo año junto con mis primos Lorraine y Brian, y mis primos de cariño Edward y Henry es su último año.
Claro que los quiero mucho y me encanta el hecho de que tengamos que pasar tiempo juntos y que nuestros papás hayan formado un grupo, pero ellos estarán en otro grado. Yo soy la única que estoy sola y todo porque soy la menor. Pero ni modo, este año cumpliría mis diecisiete y ya no estaría tan pequeña.
Me peine el cabello pero ni me moleste en recogérmelo. Esto ya no era la secundaria y eso me gustaba ya que podía hacer uso de las modas de ahora. Podría llevar mis pulseras de todos colores sin que me regañaran y fumar. Algo que mi mamá odiaba que hiciera, me dice que soy muy pequeña para hacerlo pero vamos, papá lo hace todo el tiempo.
Bajé a desayunar y mi madre nos había hecho hotcakes.
- hola a todos.— ni siquiera me senté porque ya era tarde, tan solo tomé mi plato y me recargue en la barra donde estaba mi papá.— ¿como están?
- ¿cómo estás tú, bonita?— estaba de más decir que mi papá era todo un galán, mis amigas lo amaban y más por que era baterista.— ¿lista para tu primer día?
- si eso creo, no estoy segura.— mi mamá llega y me da un abrazo.— mamá.
- lo siento es que en verdad estoy muy emocionada por ti. Quizá ahí encuentres tu pasión, que es lo que quieras hacer.
- me encantaría ser escritora como tú, y lo sabes.— de verdad que admiraba mucho a mi mamá. Escribía de maravilla y ya contaba con muchos libros publicados. Era reconocida.
Podrá sonar muy exagerado y presumido pero el hecho de que mi mamá sea una novelista famosa y mi papá una estrella de rock me hacía muy feliz. Siempre fue un gran tema de conversación con mis amigos y amigas y también te ayudaba en muchas cosas. Lo único malo, es que la gente se te acerca por tus apellidos y no por querer conocerte. Ese es el único pero que le pongo.
- hey Lily— mi hermano Rog quien tenía dieciocho por cierto, era mi persona favorita en todo el mundo. Llegó ya con su mochila y todo listo para ya irnos.— ya llegó Edward y los demás por nosotros.
- es cierto, olvidaba que los hijos de John los llevarían.— dice mi padre dándome un beso en la frente.— mucha suerte mi pequeña estrella de rock.
- adios papá.— luego me despedí de mi mamá.— adiós mamá. Los veo más tarde.
- no olvides que en la noche tenemos que ir con tu tía Mary.
- no lo olvidaré.
En la entrada se encontraba la camioneta de Edward y Henry. Ellos tienen diecinueve años y son hijos de mi tío John Deacon. Bueno, realmente no es mi tío... solo le digo así de cariño. Digo es como un tío para mi ya que lo veo casi todas las semanas. Estaba agradecida de contar con una familia grande con cual pasar el tiempo.
Me duele un poco el que no haya conocido a mi padrino Freddie. Mis papás se la viven hablando de lo mucho que lo querían y lo feliz que lo hacían. Mi madre escribió un libro sobre la vida de él y bueno no es la única, a todo el mundo le dolió su perdida. Se escucha de el en todos lados y lloran demasiado. Y no puedo creer que el haya sido mi padrino. Me hubiera encantado conocerlo. Al mejor amigo de mis padres. Y es que todos lo conocieron menos yo. Por supuesto los de recuerdos más frescos eran Edward y Henry. Pero inclusive mi hermano y los May lo recuerdan.
Entre al vehículo y me senté a un lado de mi prima Lorraine y del otro lado mi primo Brian. Ellos eran mis mejores amigos y quienes siempre están ahí para mi. Aunque no les quede de otra, literalmente nos vemos siempre. Y son de la misma edad que mi hermano.
- lindas pulseras, mi mamá es más estricta y no me deja usar muchas.— jamás imaginé que la tía Cristal fuera tan dura como la hacen ver mis primos. Yo la veo como un amor.— ¿no es así Brian?
- ay bueno pero es que tú también exageras niña.— Brian de verdad que era igual a mi tío de joven. He visto muchas fotos de él y el parecido es impresionante. A excepción de el color de ojos y bueno, que Brian si se corta el cabello.— hey Lily, que linda te ves hoy.
- gracias. Tú no te ves nada mal, May.
- hola Lily.— me dice Henry desde el frente, el iba manejando. Me asomé a el retrovisor y me encontré con sus ojos— ¿estas lista para tu primer día?
- no es tan importante como todos lo hacen ver ¿okay?— era muy incómodo ir todos me preguntaran sobre ello.— que me dices de ti ¿estas listo para tu primer día en tu último año?
- cuento los días para irme de la preparatoria, créeme. Por cierto, ¿van a ir a lo la tía Mary?
- si.— contesta Roger por nosotros.— mi mamá nos lo recordó antes de salir de hecho.
- ¿también nos podemos ir con ustedes?— pregunta Brian.— se que mis papás nos dejarían llegar con ustedes.
- si, por nosotros no hay problema.— contesta Edward.— digo Henry es el que maneja.
Llegamos a la escuela y cada quien se fue a su grupo de amigos. Quedándome yo sola y es que tenía que buscar a alguien con quien hablar, yo sé. Pero ya sería en el descanso, por ahora... Bueno a tomar clases. Me senté en una banca en lo que hacían todo lo de admisión por ser el primer día. A un lado mío llega Henry Deacon, el que nos trajo en su camioneta.
- ¿por qué sola? si yo fuera tú estaría conociendo el lugar.
- no entiendo lo emocionante de la preparatoria, es muy grande y me parece genial que no te estén checando todo el tiempo pero pues...
- si te entiendo, yo estoy igual. Soñando con ya irme a estudiar lejos de aquí.— una chica pasa y lo saluda emocionada.— te diré algo, sé que no es lo mejor a veces el que seamos hijos de los integrantes de un grupo famoso, pero en muchas cosas si ayuda. Aprovéchalo.
- como tú con las chicas.— reímos. — pues si, supongo que si. Pero bueno espero y tampoco nos traiga problemas.
- animo niña.— odiaba que me dijera niña, no era tan menor como para que me dijera así.— es más, Antes de irnos con la tía Mary, Edward y yo te llevaremos por una nieve.
- estoy bien, en verdad.— sonreí falsamente.— veras que para la cena, ya tendré amigas las cuales presentarte.
- eso espero. Adiós niña.
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