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Desde que subió a ese avión, con destino a casa, en su pecho sentía una extraña sensación

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Desde que subió a ese avión, con destino a casa, en su pecho sentía una extraña sensación. No sabía exactamente a lo que se debía, pero estaba preocupado, ya que aquel malestar iba acompañado de náuseas y un terrible dolor de cabeza. Todo eso le hacia saber al ojiazul que algo no andaba del todo bien. No quiso preocupar a Harry y, por esa razón, decidió no decirle nada.

Sus vacaciones en Hawái habían terminado. De ese lugar se llevaba las mejores experiencias y recuerdos. Sus mejillas se tornaron rosas pensar en aquellos recuerdos y experiencias.

— Tus mejillas están rosas, amor. ¿En que piensas? — preguntó el ojiverde con una sonrisa pícara en sus labios. Y es que, sabía exactamente en lo que su chico pensaba.

— N-Nada... — logró articular con nerviosismo.

El ojiverde sonrió con ternura hacia él y le dio un tierno beso en la punta de su nariz.

— Te amo. — dijeron al unísono.

[...]

Horas más tarde estaban aterrizando en su ciudad, y los cuatro estaban feliz por ello. Hawái era hermoso, pero el Reino Unido tenía algo que Hawái no, a sus amigos y familia.

Cuando estaban tomando sus maletas, un empleado del aeropuerto pidió hablar con ellos.

— Buenos noches, espero hayan disfrutado sus vacaciones y el vuelo... — ¿cómo era posible que ese chico supiera sobre sus vacaciones "secretas" en Hawái? — Tenemos malas noticias para ustedes, y es que, afuera... — el muchacho carraspeó — Afuera hay una ola de paparazis esperándolos.

Ninguno supo que decir. No esperaban todo aquello, se suponía que nadie, a parte de su familia y amigos cercanos, lo sabía.

— ¿Y... Eso es malo? — preguntó Louis. No estaba acostumbrado a todo eso; dé hecho, nunca pensó que eso llegara a suceder. Sienna sabía manejar bien el mundo de la farándula, a ella nunca la esperaron afuera del aeropuerto y mucho menos con su familia que, cabe resaltar, nadie la conoció hasta después de su muerte. Y nunca se lo sospecharon, a pesar de que Harry era el dueño de la empresa más famosa de Europa.

— Véalo por usted mismo. — él empleado les entrego más de dos revistas y tres periódicos en las que se les veía disfrutando en Hawái. Algunas eran con los chicos y otras sólo ellos dos.

— Qué buenas fotos. — dijo Harry con orgullo, pero Louis, más allá de estar orgulloso estaba devastado.

“Louis roba maridos Tomlinson” Esa y más cosas hirientes se podían leer en aquellas revistas. Los ojos de Louis se llenaron de lágrimas. Corrió rápidamente al baño al sentir que las náuseas lo atacaban más fuerte. Al llegar dejo salir todo. No sólo esa asquerosa sustancia llamada vómito, también dejó salir las lágrimas, sollozos y gritos retenidos.

— ¡Lo siento, Sienna! Yo nu-nunca pen-pensé... — trató de calmarse tomando grandes bocanadas de aire — en como te sentirías con todo esto. Sólo pensé en mí... Lo siento mucho. — sollozó fuertemente.

Harry entró al baño, y vio el indefenso cuerpo de Louis en posición fetal cerca del baño. Lo tomó por los brazos y lo acercó a él en un abrazo reconfortante.

— Saldremos de esto, ¿si? — susurró Harry, mientras limpiaba con su pulgar las lágrimas de Louis. Louis negó con su cabeza repetidas veces y más lágrimas salieron de sus ojos.

— ¡¿Es qué no entiendes?! — se levantó rápidamente del suelo — ¡Ellos me odian! — Harry negó con su cabeza mientras copiaba la acción de Louis. Se paró junto a él y lo tomó de sus pequeña manos.

— Nadie, absolutamente, nadie podría odiar a un persona como tú. — besó las mejillas de Louis, sin importarle lo mojadas que estaban.

— Tenemos que volver. — dijo el ojiazul con voz suave.

Cuando llegaron, los chicos corrieron rápidamente a abrazar a Louis.

— ¡Te queremos! — le dijo Payton, y Austin afirmó eso con un beso en la panza de Louis y susurró algo ahí, y eso no pasó desapercibido por el ojiazul. Lo encontró extraño, pero las circunstancias no le permitían pensar mucho en eso.

— Tenemos que salir. El personal de seguridad del aeropuerto está cubriendo la zona. — informó Harry, quien momentos antes había hablado con el mismo chico.

Comenzaron a caminar hacia la salida. Los chicos iban en medio de ellos, agarrando sus manos con fuerza.

Primero fueron dos reporteros, luego alrededor de veinticinco. Y ellos estaban muy asustados, más que todo Austin, quien abrazaba el abdomen de Louis con toda la fuerza que sus bracitos podían ejercer. Miles de preguntas y comentarios fueron lanzados hacia ellos.

La seguridad del aeropuerto alejaban a los reporteros para tratar de protegerlos, pero no podían protegerlos de los cometarios hirientes lanzados hacía ellos.

Cuando pensaron que todo había acabado, afuera miles de cámaras apuntaban hacia ellos. Los flash de las cámaras aturdían sus vistas. Un auto los esperaba afuera. Entraron rápidamente en él sin responder a ninguna pregunta u comentario. Un comentario que jamás saldría de la cabeza de Louis era: “Así le pagas a la mujer que te guio y ayudó para llegar hasta donde estás.” Sólo de pensar en eso sus ojos volvían a llenarse de lágrimas.

Realmente, nunca pensó en Sienna. Ellos tenían razón. Él no tuvo que haberle hecho eso a la mujer que le ayudó tanto. A la mujer que le brindó su amistad sin condiciones. Pero sobre todo, a la mujer que le confío a su familia para cuidarlos y protegerlos, pero la manera no era como él lo estaba haciendo. Él, realmente, era un roba maridos. Los periódicos y revistas también tendrían que apuntar mal amigo.

Cuando llegaron a la casa las luces estaban encendidas. Strong, literalmente, se tiró hacia los chicos. Los lamió e hizo un intento de abrazo para ellos. El estaba feliz de verlos. Niall quien era el que estaba cuidando a Strong, salió de la cocina con comida chatarra entre sus manos. Comida que había robado de la cocina de Harry.

— Nunca aprenderás, ¿verdad? — Niall negó mientras metía más comida a su boca. Louis rodó los ojos.

— Pensé que llegarían antes.

— Tuvimos un pequeño problema en el aeropuerto. — informó Harry. Niall abrió los ojos sorprendido, pero Louis lo conocía y sabía que él fingía esa sorpresa.

— ¿Tú lo sabías? — preguntó dolido el ojiazul. Niall asintió con pena — Hablamos muchas veces mientras estuve en Hawái, ¡¿porqué no me lo dijiste?! — gritó Louis, asustando a todos en la sala.

— No quería arruinarles las vacaciones — argumentó el rubio.

— Lo siento, Niall. Yo no quería gritarte. — abrazó a su amigo. Niall no se merecía sus gritos. Él sólo hizo lo que creyó correcto.

Lo que él estaba sintiendo, no tenían por que pagarlo sus amigos y familia. Pero se preguntaba sí lo que estaba haciendo era lo mejor para ellos. Y Louis, en ese momento estaba pensando en lo que era "mejor",  aunque no era lo que él quería.

Simplemente... Louis |l.s| Where stories live. Discover now