Final

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— Tu mamá estaría muy orgullosa de verte aquí.

Estaban en la gran oficina que antiguamente ocupaba Sienna. Esa oficina que le dio tantas oportunidades al pequeño ojiazul. Sentía nostalgia al dejarla, pero sabía que con Payton estaba en muy buenas manos. Esa fue la voluntad de Sienna y cumpliría. El también estaba muy orgulloso de ver a su pequeña -no tan pequeña- Payton.

— Papi, no llores. — se acercó a él y lo envolvió en un fuerte abrazo. Payton era unos centímetros más alta que Louis por lo que Louis tuvo que parecer de puntillas para poder devolver el abrazo. — Eres tan tierno.

— Solo te burlas de mi. — le dijo, limpiándose las lágrimas. — Por cierto, te traje un regalito. No es mucho, pero espero que te guste.

El ojiazul salió de la oficina. Cuando entró llevaba un gran cuadro -lo sabía por la forma-, envuelto en un papel blanco con detalles plateados.

— Déjame que te ayude con eso. — rápidamente le quitó el cuadro de las manos. — Sabes que no puedes cargar estas cosas.

— Oh Dios... — rodó los ojos — No estoy enfermo... sólo muy embarazado.

Terminaron de arreglar todo. Por último colocaron juntos el cuadro. Era hermoso y le daba una vibra distinta a todo.

— Gracias, papi Lou. — Payton no trató de ocultar sus lágrimas. El gesto que Louis tuvo, simplemente le llegó al corazón.

— De nada, cariño. Agradécele a Zayn, él hizo todo eso.

El hermoso cuadro se dejaba ver justo en la pared que estaba detrás de su escritorio. Era un cuadro pintado a mano de su madre. Cada detalle de su rostro estaba ahí, no había un detalle que Zayn hubiera olvidado. Sus ojos parecían tener un destello, y sabía que esos pequeños detalles fueron recordados por Louis. Muy pocos personas recordarían esos detalles y destellos en su rostro.

— Te amo, papá.

— Yo más, mucho más. — la abrazó una vez más — Vamos, tus hermanitos, Avery y Harry te tienen una sorpresa.

[...]

Payton parqueo el auto fuera de la casa de sus padres. Y desde el estacionamiento se escuchaban los gritos y risas de su muy animada familia.

— Aún no me acostumbro. — le dijo a su padre, quien solo rio y negó con si cabeza.

— Tarde o temprano, lo harás... Avery ya lo hizo.

Enteraron a la casa, y todo era un completo caos. Todos corrían de un lado a otro. Los arreglos estaban tirados en el suelo y había un fuerte olor a quemado en toda la casa.

— ¡Harry inútil Styles! — gritó y todos se detuvieron, sintiendo miedo por el gritó de su padre.

Harry salió de la cocina con un delantal y guantes en en sus manos.

— Uh... — todos exclamaron al unísono, viendo como Harry de acercaba a pasos lentos hacia donde su esposo.

— Te pedí una sola cosa, Harry Styles.

— Hoy te ves mucho más hermoso que ayer. — trató de distraerlo. Louis rodó los ojos.

— Sé lo que intentas, Harold. — le dijo, cruzándose de brazos. Harry lo tomó por su prominente cintura.

— No quiere decir que no sea cierto. — le susurró en el oído. Louis trató de no sonreír, pero terminó rindiéndose.

— Tienen media hora para arreglar este desastre. Pediré pizza.

Todos estaban poniendo los arreglos y limpiando. André junto a Austin inflaban los globos. Payton, Sienna y Avery colocaban los globos y demás arreglos, Harry y los gemelos Dylan y Dustin ayudaban con la limpieza, o algo así. Estaban arruinando el trabajo que su padre hacia.

Los gemelos nacieron producto de un condón roto. No se los dirían, obviamente, pero esa era la realidad. Pero desde que se supo del embarazo de Louis, los dos fueron esperados con ansias y mucho amor. Tenían cuatro años, y eran los niños más revoltosos del mundo. Juntos eran peor que un huracán categoría cinco.

[...]

La pizza había llegado, y los niños, literalmente, se abalanzaron contra el repartidor.
Louis tuvo que darle una gran disculpa y mucha propina.

Todos peleaban por la pizza, justo ese día todos querían de lo mismo. Y no pudo evitar reír al ver a su lindo esposo peleando por un pedazo de pizza con los gemelos.

— Por Dios, Harry. — le quitó la pizza y se la dio a los gemelos, quienes continuaron peleando.

— Lou... Eso era mío. — renegó con un puchero.

— Dios, Harry, no puedes pelear con niños de cuatro años. Ya casi estas entrando en la tercera edad. — Harry puso una cara de total indignación. Louis solo rio porque amaba molestar a su marido.

— Cada día me respetan menos en esta casa. — dijo con un puchero, claramente solo fingía. Louis se paró de puntillas y colocó un beso corto en los labios de Harry.

— Oh, mi que pequeño bebé. — acarició las mejillas de Harry. El ojiverde colocó sus manos en el vientre de su esposo y plantó un gran beso en los labios de Louis.

— Te amo, bebé.

— Yo más, mi amor... Creo que es hora de decirles. — cambió de tema, dándole un último beso a su esposo.

— Los llamaré. ¡Los quiero a todos en la sala en menos de un segundo! ¡Eso va para todos, en especial para ustedes gemelos! — Louis rio por eso, y colocó su cabeza en el pecho de Harry.

Todos estaban sentados en el sofá de la sala; hasta los gemelos quienes seguían peleando por la pizza. Louis al ver que no dejaban de pelear, les quitó la pizza y se la comió. Todos rieron por eso, menos los gemelos.

— Buenos comencemos. — Harry estaba parado frente a todos y Louis estaba a su lado. — Antes que nada, queremos felicitar a Payton por todo lo que ha logrado, sabemos que lo harás bien. Siempre estaremos aquí para ti, nunca olvides eso. — suspiró pesadamente. Pasó su brazo alrededor de la cintura de Louis. — Cambiando de tema, hay algo que queremos anunciar...

— ¡Son tres! — lo interrumpió Louis, estaba ansioso por contarles y Harry le estaba dando demasiadas vueltas al asunto — Serán tres, ya sabíamos que eran tres, pero hasta ayer confirmaron que son, dos niñas y un niño.

Todos se acercaron y la pareja. Las felicitaciones, los abrazos y lágrimas no se hicieron esperar. Estaban felices por ver a su familia crecer, no era lo que un principio tenían planeado, pero, según ellos, las cosas eran mejores cuando no se planeaban. Había más por aprender, las lecciones que dejaba eran mejores.

— ¡Mierda, vamos a ser once! — gritó Austin — Estamos listos para formar un jodido equipo de fútbol. — todos rieron ante las palabras de Austin.

Louis jamás imaginó una vida así. Tenía a esa hermosa familia que nunca pidió, pero que tanto necesitaba.

Simplemente... Louis |l.s| Where stories live. Discover now