21. El final de una historia de amor. [1/2]

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La muerte es un destino que todos los seres humanos compartimos. La muerte es lo único que nos une con la vida.

Todos los seres humanos debemos vivir con algo siempre en mente: "Mañana mismo podríamos morir".

Algunos deciden vivir todos los días de su vida como si fuera el último, tomando riesgos y sin permitir que lo negativo llegue a afectarles demasiado; sin embargo, otros se ahogan en sus tormentos, tormentos que no les dejan vivir, al igual que un pasado que no quieren dejar ir.

Narrador. (Cuando no pongo Juanito sabemos que este capítulo es serio)

—¿Qué era eso que nos querías decir, Zoe? —preguntó la rubia con una sonrisa en sus labios, llevándose de nuevo el tenedor con comida a la boca—.

—Realmente me asusta un poco el hecho de como se lo vayan a tomar —soltó con un tono nervioso acompañando sus palabras—. Bien... Eh, Ezreal, Lux, Taric—la pelinaranja tomó la mano de su chico, la apretó y lo miró esperando su aprobación para continuar, la cual obtuvo al instante— Estoy embarazada.

Todos en la sala se quedaron en shock, excepto los enamorados, claro está.

—¿Qu...? —el rubio no fue capaz de completar la pregunta y dejó caer el tenedor en el plato, su piel se tornó blanca como la nieve, comenzó a ahogarse con la comida, a lo que el fornido castaño le dio unas palmaditas en la espalda.

—¡Zoe, que felicidad! —exclamó la rubia corriendo para abrazar a la pareja con una sonrisa de oreja a oreja— ¿Hace cuanto se enteraron?

—Ayer —se adelantó el azabache al ver la reacción de el antiguo crush de su amada, sonriendo de lado de forma un tanto cínica y sin dejar de ver al rubio por el rabillo de su ojo— Y no sabes lo feliz que me siento de que formaré una familia con la chica a la que amo —tomó las pequeñas manos de la pelinaranja y la miró cambiando su manera de sonreír a una totalmente dulce, besándola con ternura cuando aquella se acercó al rostro contrario—.

—Felicidades, señorita Zoe, joven Kayn; espero que todo salga de maravilla —sonrió Taric mientras se aseguraba de que el delicado chico rubio estuviera vivo—.

El desayuno se llenó de preguntas y felicitaciones por parte de Luxanna, sin embargo, en lo que restó del tiempo que compartieron las cinco personas en la mesa, Ezreal no articuló palabra alguna ni mostró alguna reacción positiva, se limitó a terminar su alimento y retirarse lo más pronto que se pudo.

—¿Podríamos ir a Targón? —preguntó de repente la heterocromática en el momento que hacía la cama en donde habían dormido— Quiero visitar a mi madre.

—Está bien, por mi no hay problema —respondió el de la trenza mientras se peinaba su cabello, asegurándose de tapar su cuenca con el mismo— ¿Cuando quieres partir?

—Ya.

El chico se quedó ojiplático ante la respuesta.

—¿Ya? —preguntó desconcertado—. No digo que no podamos, pero... ¿Por qué tan pronto?

—No pude ir a Targón hace una semana para apoyar a mi madre, quiero llegar allá lo más pronto posible —suspiró en el pequeño instante donde su voz se quebró al recordar la pérdida—. Vayámonos ya... Por favor.

El chico se apresuró a ordenar la habitación y ambos salieron a despedirse de sus amigos, los cuales les pidieron que volvieran a visitarlos más seguido; a excepción de el rubio el cual simplemente estaba parado al lado del alto castaño, cabizbajo y con los brazos cruzados.

Zoe miró extrañada a su amigo, no despegó su vista hasta que el chico la sintió y le miró con rubor en sus mejillas, bajando la mirada nuevamente.

Remember. [Kayn x Zoe] [2]Where stories live. Discover now