22. El final de una historia de amor 2/2

862 52 46
                                    

—Nos volveremos a ver pronto.

—Claro que lo haremos.

Con esa débil sonrisa, partió.

Con ese último suspiro, se despidió.

----------

Las dos familiares y el chico se encontraban cenando en la mesa; el azabache se había encargado de limpiar la casa, lavar, desempolvar y ordenar, además de que preparó comida para cuando aquellas despertaran.

El silencio de las personas de la sala era remplazado por el ruido que provocaban las cucharas al tocar el plato. Con mucho trabajo el azabache había logrado levantar a Diana de la cama con ayuda de su amada, la primer mencionada les agradeció por haberle visitado y al chico por haber limpiado el desastre en el que vivía.

—Gracias, de nuevo —musitó la peliblanca antes de volver a tomar otra cucharada de puré de papas-. La comida está muy rica.

-No agradezca, lo hice porque quise ayudarla un poco —sonrió Kayn, en un fugaz momento miró a su chica, la cual estaba con la mirada perdida mientras devoraba su plato de puré. Su comida favorita—.

-Lo hacen, demasiado... Mi vida es tan gris desde que ella... Se fue —un toque de nostalgia se vio en sus ojos los cuales comenzaban a brillar por las lágrimas que querían salir. La de larga cabellera le miró inminentemente y le tomó la mano sin decir nada, la apretó y le miró fijamente en una señal de que no quería que llorase—.

El silencio volvió a reinar, todos terminaron de comer y la heterocromática se encargó de lavar los trastos mientras que los otros dos se sentaban en el sofá recién aspirado. Shieda había dejado la casa como si fuese nueva, oliendo a pinol.

—Entonces... Hija —rompió el silencio la mujer forzando una sonrisa— ¿Dónde están las chicas?  —preguntó incordiando un poco la tranquilidad emocional de su hija—.

—Están en Piltover, me dijeron que te saludara de su parte —se limitó a responder sonriente, sabiendo que estaba mintiendo y seguramente estaban preguntándose donde estaba—.
Continuamente recibía llamadas desde un día atrás, pero prefirió apagar su celular para evitarlas.

[Dos meses después]

Zoe y Kayn decidieron hacer oficial su relación, declarándose novios finalmente. Sin embargo, aún no le habían contado la noticia a la madre de la chica.

—Creo que estoy mejor -susurró la mujer repentinamente, los novios le miraron extrañados mientras seguían abrazados en un sillón aparte; les miró y sonrió levemente, su cara estaba iluminada únicamente por la luz de la televisión—. Creo que puedo contarles lo que pasó con Leona.

—Mamá, si no quieres está bien.

—Sí, sí quiero —suspiró y se acomodó en el sofá. Los chicos hicieron lo mismo y le miraron con atención—. Recuerdo que ese día nos despedimos desayunando juntas, Leona iba a ir a Piltover para darte una sorpresa por tu cumpleaños... Pero ese día extrañamente se le olvidó tu regalo, aunque yo vi que lo metió a la maleta; recuerdo que, por la noche, en las noticias vi que un avión que despegó en Jonia de camino a Piltover había desaparecido de los radares... —sintió un punzor en su corazón, pero prosiguió— Y a día de hoy, ya han pasado dos meses y siguen sin rastros del avión o pasajeros.

La pelinaranja se levantó y abrazó a su madre con cierta calidez pero sin derramar lágrimas, estuvieron un rato así hasta que, finalmente, Diana se durmió en brazos de su hija.


[...]

—El desayuno está listo, cariño —habló el azabache al oído de su novia, sonriendo al terminar su frase—. Hora de levantarse —al momento de tocar la mejilla de la chica, sintió un escalofrío por todo el cuerpo, de nuevo se sentía fría como si hubiese muerto; se recostó en su pecho, su corazón había dejado de latir—.

No esperó más y la tomó entre sus brazos de camino al coche, apresurado y alterado.

—¿Qué le pasó? —preguntó la blanquecina con una expresión horrorizada al ver a su pequeña nuevamente pálida, (pues no era la primera vez que pasaba desde que estaban allí)—. Kayn no respondió y se apresuró a salir, Diana salió con él cerrando la puerta de la casa tras de sí, nuevamente al doctor.

Arrancó lo más rápido que pudo una vez todos estuvieran dentro. Al llegar al hospital, la mujer chilló al dirigir la mirada a su hija, el azabache le miró también para saber qué pasaba; la chica aún no despertaba, sin embargo, tenía una expresión de agonía mientras con su mano apretaba su abdomen, de entre sus piernas de podía ver todo su pantalón lleno de sangre, cosa que preocupó más al muchacho y ocasionó que este entrara al hospital con ella en brazos pidiendo ayuda desesperadamente, dejando fuera a la mujer.

—¡Mi novia está mal, por favor! —gritó desgarradoramente mientras los doctores y enfermeras le rodeaban y le preguntaban qué pasaba— No lo sé, de nuevo su corazón dejó de latir y ahora está sangrando, está embarazada, ayudenla por favor.

Adentraron a la zagala en la sala de emergencias recostada en una camilla mientras el histérico muchacho y la serena mujer esperaban en la sala.

Pasaron las horas y al fin salió un doctor que se dirigió hacia ellos.

—Familiares de Zoe Moonlight, ¿no? —les preguntó, ellos asintieron— Bien —prosiguió inhalando profundamente, preparando la noticia—. Lo lamento, pero la paciente sufrió un aborto.

—¿Qué? —preguntó la de ojos grises confundida, ya que apenas se había enterado, y de la peor manera, de que su hija estaba preñada—.

Aquellas palabras fueron como una puñalada en el corazón, una y otra vez le apuñalaban, se le hizo un nudo en el estómago y sintió como dejaba de respirar por unos instantes. Todo en su entorno se detuvo, no se lo podía creer, se pellizcó con todas sus fuerzas, incluso encajando sus uñas, tratando de que todo fuera un sueño, lo único que logró fue abrirse una pequeña herida.

—Lo siento, pero hemos detectado anomalías en sus ritmos cardíacos que causan sus desmayos repentinos, en el desmayo que se presentó hoy su corazón se detuvo; y no sabemos como, pero provocó el aborto tan inminente.

No supo cuando, pero Kayn comenzó a llorar sin cambiar su expresión perpleja.

[...]

La chica pasó un día más en observaciones y finalmente se le dejó ir.

Aquella iba caminando cabizbaja hacia su novio después de haber hablado una última vez con el doctor, comenzaba a lagrimear. Se paró frente a su chico sin mirarlo.

—Vayámonos a casa —rogó tomando su mano—.

—¿Qué te dijo el doctor? —preguntó preocupado; ella negó con la cabeza aún sin mirarle—.

—Vayámonos a casa —repitió—.

—Zoe, necesito saberlo —ella siguió negando—. Bien, entonces le preguntaré yo mismo —se soltó del agarre de la chica y comenzó a caminar en dirección al doctor, el cual hablaba con una enfermera; sin embargo, la chica le detuvo jalando su camiseta mientras dijo algo totalmente quebrada—.

—No podré tener hijos nunca, ¿feliz?

Él se giró a ella, impactado. La pequeña se tapó la cara con sus manos mientras lloraba con desespero, el silencio por parte del chico reinó por un minuto entero, lo único que pudo hacer fue abrazarle con fuerza.

—¿Cómo que... Qué? —dijo al fin, confundido y asustado negaba con la cabeza mientras con ambas manos tocaba su cabello— ¿A qué te refieres con...? —no lograba articular palabra alguna ni lograr ordenarlas para que aquellas tuvieran algún sentido—.

Con su misma expresión perpleja abrazó a la pequeña la cual lloraba sin consuelo, detrás de ella se encontraba la blanquecina mujer que les acompañó, sin cambiar la expresión triste que tenía desde el día en que la visitaron por primera vez en Targón.

—¿Por qué no soy normal? —chilló la pelinaranja encajando sus uñas en la espalda del muchacho— ¿Por qué demonios soy así? ¿Por qué no soy capaz de darte lo que muchas otras chicas sí? ¿Por qué solo desperdicio oxígeno?

—Escúchame —la separó de él mirándola fijamente a los ojos, tomándola por los hombros— NADA de esto es tu culpa, ¿está bien? Nada. Yo no quiero a otra chica que no seas tu, sin importar nada, yo te amo a ti y esto no cambiará nada, Zoe, por favor entiende.

La besó en un ataque de impotencia, sin poder hacer mucho más para sanar la herida.

Unos momentos después, Diana tocó el brazo del azabache y señaló la puerta con un movimiento de su cabeza en señal de que este no era el lugar. Finalmente, los tres se fueron sin decir nada más en el camino.

[...]

Una llamada entrante en el celular de la pelinaranja perturbó sus pensamientos frente al espejo, respondió.

—¡¿Dónde demonios te metiste?! —la voz de Sarah lograba escucharse desde Piltover hasta Targón— ¡¿Por qué hasta ahora nos respondes?! ¡¿Estás consiente de que llevamos DOS MESES ENTEROS buscándote?!

Ella no dijo nada, se mantenía callada y con su semblante serio, solo respiraba.

—Seguramente te escapaste con el estúpido de Shieda Kayn, ¡¿verdad?! —siguió gritando— ¿Cuándo entenderás que él NO es para ti?

—Sarah...

—No quiero excusas. Mierda, Zoe, ¡dime dónde jodidos estás! Iré a buscarte ya mismo.

—Sarah...

—¡NO ZOE, NO! —la pelinaranja apretó los puños impotente— No quiero tus estúpidas excusas, sigues comportándote como una niña pequeña, caprichosa, crees que el mundo es para ti; detente ya, madura de una puta vez.

Hai finito le parti pubblicate.

⏰ Ultimo aggiornamento: Jun 16, 2019 ⏰

Aggiungi questa storia alla tua Biblioteca per ricevere una notifica quando verrà pubblicata la prossima parte!

Remember. [Kayn x Zoe] [2]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora