Catorce; Nick

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Me pongo la gorra y me dirijo al coche. Hoy estoy completamente cansado y lo único que quiero es acostarme. Miro mi teléfono y veo que Lía no me ha enviado ningún mensaje. Junto mis labios en una fina línea y me monto en el coche.

Pasarme por el bar no está en mis planes hoy, por lo que pongo rumbo a casa, pero no a la mía.

Aparco frente a su bloque de pisos y me bajo. Me quito la gorra y la sostengo en mi mano. Ni siquiera sé si está trabajando o no.

La puerta del portal está abierta y aprovecho para entrar y subir a su planta. Me pongo frente a la puerta y toco el timbre.

Espero un poco a que abra y cuando decido irme, una Lía en albornoz y el pelo mojado aparece detrás.

Su rimel está corrido y sonrío de lado.

— Hola —saludo.

— Hola. No iba a abrirte.

— ¿Y por qué lo has hecho?

— Pensé que podría ser alguien interesante.

— ¿Y...? —Apoyo mi brazo en el quicio de la puerta.

— No lo era tanto.

Sonrío un poco y avanzo hasta entrar en su casa y cerrar la puerta. Ella ha retrocedido y tengo su mirada sobre mí.

— Luces cansado.

— Lo estoy —digo y paso mis dedos por su mejilla—. Te dejo que te vistas y te quites —señalo mis ojos—. El maquillaje.

— Oh —ella se ríe—. ¿Vienes a que te haga de cenar? —Se pierde por el pasillo.

— Has acertado —tiro la gorra en el sofá—. ¿Estamos solos?

— Sí —la escucho decir desde el cuarto de baño.

Me acerco y veo que la puerta está entre abierta. La empujo un poco haciendo que se abra y la veo quitarse el maquillaje con una toallita. Tira la toalla en la papelera y me mira.

— Me voy a vestir —dice poniendo la mano en la puerta.

— Lo sé.

— Y voy a cerrar la puerta.

— ¿Es necesario? —Me apoyo en el quicio de la puerta y cruzo mis brazos.

Ella parpadea y se queda mirándome fijamente. Su mano sigue en la puerta y sonríe un poco.

— De acuerdo. ¿Qué tal tu día?

Se gira y la veo coger su ropa interior.

— Agotador, ¿y el tuyo?

Ella se pone el tanga sin quitarse el albornoz y sonrío.

— Me encantan los turnos de mañana —dice quitándose el albornoz.

Veo su espalda desnuda y su pelo húmedo caer por ella. Bajo mi vista por su trasero y la observo ponerse su camiseta.

— Me gustaría hacerte una foto así —le digo.

— Pensé que solo fotografiabas paisajes.

— Tú eres una excepción.

Se pone unos pantalones y se gira. Se seca el pelo con la toalla y pone todo en el cesto de la ropa.

— Quizás algún día me deje.

— Intenta que sea más pronto que tarde, ángel.

— ¿Qué me asegura la privacidad de esas fotos?

Goodnight and go (Disponible en Dreame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora