Veinticinco; Lía

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Lo echo de menos. Cada parte de mi cuerpo lo añora y no puedo pasar ni un segundo sin mirar el teléfono por si ha podido escribirme algo . Solo ha llamado una vez a su madre para decirle que está bien. Su madre me llamó para decirme que Nick estaba bien y que se acordaba de mí. Después, tuvimos una charla de "sé que eres algo más de mi hijo" y yo no pude decirle qué éramos realmente. 

Los últimos meses en el bar se me están haciendo cuesta arriba, y es que, cada vez viene más gente y yo estoy más cansada. A James también se le acaba el visado y vuelve a Panamá un día después que yo a España. Luke visita el bar más a menudo y hemos hecho buenas migas. Que confiara en mí para contarme lo de su familia fue un gran paso, y ahora, me pide consejo para ligar porque al parecer no se le da muy bien. 

A mi tampoco, la verdad, me ligó Nick. El coronel ha estado bastante ocupado y apenas lo he visto, pero cada vez que viene, no hay mucha gente y podemos tomarnos un café juntos.

— Tierra llamando a Lía —canturrea James—. ¿Pensando en tu amante bandido?

— Eso parece —suspiro pesadamente y pongo mis pies en la pequeña mesa que tengo en frente—. Hace un mes que no sé nada de él.

— ¿No te ha escrito?

— No.

— ¿Cómo te sientes al saber que ya no vas a verlo?

Me hundo un poco más en el sofá y lo miro con mis labios juntos.

— Me gusta Nick.

— Lo quieres.

— Me gusta.

— Y lo quieres.

— Puede.

— ¿Puede? —James suelta una carcajada— Estás colada por sus huesos ¿y dices puede?

— Él no es para mí. La vida siempre nos separa.

— Bueno, siempre podéis casados —se ríe—, pero en Las Vegas no vale.

Le doy con un cojín y él se ríe. Mi teléfono suena y salto del sofá para cogerlo de la pequeña mesa. Mi corazón bombea con fuerza y lo pongo en mi oído.

— ¿Nick?

— ¿Qué?

Ruedo los ojos al escuchar la voz de mi padre. Me echo hacia atrás en el sofá y James me mira expectante.

— ¿Quién es Nick?

— Me llamas desde un número raro.

— Del trabajo. ¿Cómo estás?

— Estoy bien, ¿y tú?

— Bien. Deseando que vuelvas a casa, ¿tienes ganas de volver?

— Sí y no, ya sabes he hecho buenos amigos aquí.

— Sí, amigos —murmura James metiéndose una cuchara de helado de chocolate en la boca.

Ruedo los ojos y escucho cómo mi padre me cuenta cómo le va. Está bien, con dolores en la rodilla por una mala caída pero bien. Me burlo de él diciéndome que es viejo y me dice que aún es un chaval.

Cuando cuelgo, veo que me llaman de nuevo y no tardo en deslizar el dedo por la pantalla.

— Qué solicitada estás —dice James parando de nuevo la película que estamos viendo.

— ¿Sí?

— Hola ángel.

Mi corazón late desenfrenado pero tranquilo. Tranquilo porque sé que está bien, desenfrenado porque me ha llamado después de dos meses sin escuchar su voz.

Goodnight and go (Disponible en Dreame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora