Capítulo 4

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❝El Callejón Diagon❞
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     Las cosas en el número 4 de Privet Drive se habían vuelto algo incómodas. Lyra no tenía ni idea de que sus cartas se le estaban siendo escondidas, y eso, por supuesto, le había molestado. Por otro lado, Dudley parecía haberse dado la libertad de tomar «prestada» algunas cosas de su hermana, alegando que «en tu escuelita de magia no las vas a necesitar». Así, Lyra había perdido una consola portátil, su walkman y un par de dulces que tenía escondidos es su librero.

Y lo peor era que no podía quejarse.

Su padre estaba molesto. Muy molesto. Pero, de algún modo, su madre había logrado controlarlo. De momento parecía que iba a explotar en cualquier segundo; lo bueno era que aún no lo hacía.

Harry parecía ser el segundo más feliz en la casa, después de Lyra, por la noticia de su aceptación en Hogwarts. Por las noches, cuando la pelirroja se escabullía a su habitación, no paraba de mencionar cada detalle del colegio, de los profesores, de los alumnos, de las criaturas y de las escaleras —sobre todo las escaleras— para que Lyra se preparase a su llegada.

—Solo nos queda desear que te dejen salir, Harry —le había dicho ella antes de regresar a su habitación. La sonrisa de Harry pareció desvanecerse un poco, pero pronto volvió a su semblante alegre.

—Lo lograremos —respondió él.

Cuando se cubrió con las sábanas, dispuesta a tener su sueño reparador, no había siquiera imaginado que esa misma noche un ford volador irrumpiría en el vecindario para «rescatar» a Harry de su castigo.

Lyra se despertó mientras oía unos murmullos. Luego, unos pasos por el pasillo. Soltó un quejido, se dio un par de vueltas en el colchón, y luego se levantó de la cama.

Cuando abrió la puerta, no había nadie en el pasillo, pero la puerta de la habitación de Harry estaba abierta, y podía oír unas voces que provenían desde adentro.

—... ¿De verdad crees que caemos todos? —preguntó, en un susurro, la voz de su primo.

—Claro, pero, ¿no es un poco... Como un secuestro? —dijo otra voz.

Lyra abrió una puerta con cautela y, aún así, ambas personas en la habitación se voltearon con brusquedad, como si se hubieran asustado.

Harry soltó un suspiro de alivio. —Lyra, eres tú.

—Claro —Lyra enderzó su postura, y su mirada se dirigió al chico pelirrojo que se encontraba junto a Harry. Luego, su mirada se desvió hacia la ventana, donde se podía ver un auto... Ahí mismo. —¿Quién más sería?

Harry se mordió el labio y se acercó a ella para tomarla de la muñeca.

—Dime, ¿tienes tus cosas para ir a Hogwarts?

—¿Estás bromeando? Lo tengo todo en mi maleta desde que me dieron la carta —respondió ella, devolviendo su mirada hacia la ventana y el chico, quien le saludó con la mano—. ¿Por?

—Nos vamos de aquí —dijo Harry, y luego apuntó hacia el auto—, por ahí. Trae tus cosas.

—Claro —Lyra asintió con la cabeza, sintiéndose algo somnolienta. ¿Acaso estaba soñando?—. Por supuesto, ya vengo.

Si bien su cabeza no estaba procesando muy bien la información, entendía una cosa: Harry pretendía huir de Privet Drive en un auto volador. Así que tomó su maleta, ayudó a subirla en el auto, y pronto se subió ella también, con su violín en mano y una mochila donde guardaba un par de libros y algo más. Otros dos chicos, unos gemelos, llegaron junto a la maleta de Harry, que había sido resguardada bajo llave en la alacena, y junto a uno de ellos ayudó a recibirla desde adentro. Pronto, ellos también estaban arriba.

Lyra Dursley ↪ HP [LD #1]Where stories live. Discover now