Lyra Dursley ↪ HP [LD #1]

Capítulo 19

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❝Bromas Pesadas❞

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          Lyra había tomado la mala costumbre de no dormir hasta entrada la madrugada. Antes de llegar a Hogwarts —cuando llevaba una vida aburrida y simple—, usualmente tomaba uno de sus viejos libros y leerlo hasta el cansancio, con solo la luz de una pequeña linterna iluminándola. Había perdido ese hábito una vez entró al colegio de magia, debido a que subir y bajar tantas escaleras a diario la dejaba tan agotada que sus ganas de leer se iban en cuanto tomaba el libro entre sus dedos y se recostaba en su cama, quedando dormida casi de inmediato. Sin embargo, el libro de hechizos avanzados que Lupin le había prestado despertó en ella una nueva curiosidad, animándola a repasar cada uno de los conjuros en busca de algo interesante que ver. Página tras página, Lyra anotaba en una libreta aquellos hechizos que le pudiesen servir en un futuro. Uno que otro lo fue practicado, pero ante el temor de destruir algo en la sala común (o quizás comenzar un incendio) dejó de hacerlo (no sin fijar permanentemente una lámpara a la mesa).

Pasadas las horas, alguien salió del dormitorio de chicos. Coincidencia o no, Draco Malfoy se detuvo junto al sofá en el que la pelirroja estudiaba.

—Ah —exclamó él, sorprendido—, Dursley, ¿qué haces despierta?

—¿Mhm? —Lyra volteó su somnoliento rostro hacia el rubio, sonriendo débilmente— Rubia, ¿qué tal?

Malfoy puso los ojos en blanco antes de sentarse junto a ella. Él traía su cabello despeinado, y llevaba un pijama negro. Lyra, en cambio, tenía su cabello atado y aún usaba su uniforme. La pelirroja extendió su mano para arreglar el cabello de Malfoy, pero éste la apartó de un manotazo.

—No me toques el cabello —se quejó él, echándose para atrás.

—Je, je —Lyra rio un poco antes de apoyar su cabeza en el respaldo del sillón, con la cabeza volteada hacia el lado de Malfoy para poder verlo— ¿Por qué estás despierto?

—Podría hacerte la misma pregunta, Dursley —dijo Malfoy—. Creo que dormí demasiado, ya no tengo sueño.

—Mhm, claro —Lyra entrecerró sus ojos—. Mhm... ¿Pesadillas, quizás?

Malfoy la miró con una ceja alzada. —No. Ya te dije que dormí demasiado.

Lyra alzó los hombros, sin ganas de querer discutir, y regresó su mirada hacia adelante. Tomó el libro que había dejado sobre sus muslos, y siguió leyendo. Se encontraba ya en las últimas páginas cuando Malfoy volvió a hablar.

—De todos modos, ¿no son esos hechizos demasiado avanzados para ti? ¿Qué planeas?

Lyra movió la cabeza hacia la libreta que tenía a un lado, sobre el sillón. Draco la tomó, y comenzó a leer la hoja abierta que tenía abierta. Él alzó sus cejas, sorprendido.

—¿Quieres hacerle una broma a los mejores de Hogwarts?

—¿«Mejores bromistas», Malfoy? —inquirió Lyra, con una sonrisilla burlona. Draco volteó la cabeza hacia una pared, frunciendo el ceño.

—Bueno, eso es lo que todos en el castillo dicen —se excusó—, pero yo no lo creo.

—Ajá, claro.

El calor que desprendía el fuego de la chimenea era acogedor, o al menos se esforzaba lo mejor que podía, considerando que se trataba de unas llamas que debían calentar una gran sala verde bajo el agua. El silencio —únicamente roto por las pequeñas explosiones de las chispas del fuego— también era tranquilizador. Poco a poco, Draco volvía a cerrar sus ojos, mientras veía a Lyra leer aquél libro y escribir en su pequeña libreta, tan centrada en lo que hacía que, durante unos segundos, Draco Malfoy había olvidado que Lyra Dursley no era una alumna aplicada, o que destacase por sus calificaciones. Ella parecía ser, más bien, de esa clase de personas que sólo hacían las cosas bien por mero beneficio propio.