Capítulo 4.-Novia boxeadora.

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Capítulo 4.- Novia boxeadora.

En esta ocasión vestía una sudadera amarilla con detalles de color rosa chillón, un pantalón verde militar y sus siempre fieles botas color rojo. La gente todo el tiempo le miraba por su forma de vestir, pero lo cierto era que disfrutaba muchísimo las combinaciones de colores, jugar con las telas y las formas, además de la manera en que sus atuendos contrastaban con la naturaleza.

Sí, Togata-san siempre sufría un derrame cerebral al verlo y su propia reacción era reírse sin parar, algo así como una travesura. Aunque nunca lo admitiera en público, lo hacía para devolver un poco los años de bajones de autoestima que tuvo cuando Sr. Nighteye era el dueño de Stars Blue. Su protegido no tenía la culpa de nada, pero se imaginaba por un momento al hombre retorciéndose en su tumba ante sus ropas.

Y era maliciosamente divertido.

Miró su celular al recibir un mensaje de texto con demasiados emoticones. Dio un suspiro frustrado con lo escrito y su ánimo empeoró al comprender lo tarde que iba a la sesión de fotos de ese día. Lo asignado era trajes de alta costura, por lo que debía llegar con un par de horas de anticipación para poder arreglarse.

Se aseguró de que el semáforo estuviese en rojo para los autos y así poder cruzar la avenida en donde estaba situada la agencia de modelaje. Una vez del otro lado, entró a recepción, mostró su credencial de acceso y subió el elevador.

El grito de espanto que Mirio-san dio al verlo fue suficiente para sacarle una gran sonrisa, aunque no para borrar su mal humor. Los mensajes de texto anteriores le irritaban un poco ya que a Itsuka-san le daba por ser sumamente directa.

—¡Dios santo! ¿Acaso no te das cuenta de lo ciego que me dejan tus ropas?—cuestionó el rubio dueño de Stars Blue.

Tamaki Amajiki, llegando a su lado, asintió con cierta lástima para el modelo de pecas.

—Sigo sin entender cómo es posible que te transformes en nuestro set.

—Los milagros de la cámara—comentó Mirio con una sonrisa e Izuku la correspondió.

En eso tenía toda la razón, las cámaras fotográficas eran maravillosas, siempre lograban resaltar lo mejor de ti. Había personas que consideran la fotografía como algo desagradablemente realista, pues en un retrato eres capaz de notar también tus defectos, pero Izuku tenía otro enfoque. Los colores, las formas, las imágenes, todo lo relacionado al ámbito era un lenguaje, un método de expresión. Había mucho más detrás de una simple fotografía.

—Lamento mucho la hora, pero estoy aquí, listo para la sesión.

—No te preocupes Izuku-kun, tenemos tiempo.

Con un pulgar levantado en señal de optimismo, Izuku se encaminó a la habitación de la maquillista, una persona que, según los colegas de la agencia, sacaba lo mejor de él. No se sentía tan seguro de ello, consideraba que había mejores aspectos de su persona que su cara bonita llena de pecas y sus ojos verdes. Él sonreía ante las desgracias, animaba a los menos afortunados e impulsaba a todos a cumplir sus sueños.

Entonces... ¿Por qué no podía ser más que un simple modelo del Stars Blue?

Mientras se sentaba frente a la maquillista, se dio una bofetada sencilla al pensar en la única persona que, hasta el momento, le había hecho sentirse él mismo sin necesidad de aparentar o esconder sus anhelos. Bakugou Katsuki era una persona horrible, siempre insultaba a todos, menguaba las aspiraciones ajenas y nunca se portaba amable con nadie. Sólo yo soy la excepción, pensó descuidadamente y la idea le hizo reír muchísimo, pues se imaginaba lo suficientemente lamentable para que hasta una persona como Kacchan le permitiera ser su amigo. Algo así como "Me das lástima y por ello no te maltrato como a los demás".

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