Capítulo 20.-Hacerte feliz las veces que quieras.

13.8K 1.4K 3K
                                    


Capítulo 20.-Hacerte feliz las veces que quieras.

Kirishima Eijirou y Kaminari Denki insistieron en ser un par de idiotas cursis acompañándole hasta el aeropuerto. Llevaba una sola maleta porque en realidad para el resto de sus cosas ya había mandado a pedir por ellas con su padre. No pudo ver a Deku por última vez y en parte agradeció que tuviese su estúpida sesión fotográfica, no se creía con los huevos para despedirse de él sin terminar cantando todo lo que sentía. Era un puto cobarde maricón que se vanagloriaba de ser invencible, pero cuando se trataba de su luciérnaga verdosa, todo cambiaba convirtiéndolo en un idiota.

—De verdad te vamos a echar de menos—comentó Kaminari con una sonrisa muy triste.

Después de todo su Katsubro era toda la figura paterna que le quedaba, Masaru-chan tenía bastante rato que no se aparecía y conociéndolo, seguramente lo vería hasta que el hombre se sintiera listo. Él en su lugar por lo menos habría hecho lo mismo.

Bakugou en señal de afecto revolvió sus cabellos con sus manos y Kirishima no se resistió lanzándose a darle un gran abrazo. No lo rechazó, principalmente porque a pesar de todos los desastres, Eijirou era su mejor amigo y ahora todo estaba sanado entre ambos. Sí, salía con su Denki y aún conservaba su vena sobreprotectora con él, pero afortunadamente comprendía que estaba en buenas manos.

Kirishima amaba y respetaba a Denki, no podía pedir más.

El abrazo continuó unos minutos más y para cuando fue momento de separarse, Eijirou le susurró algo que le heló la sangre.

"Ahora que te marchas, Kaminari y yo cogeremos todos los días".

—¡Qué dijiste hijo de puta!

Obviamente la rabia amenazaba por invadir sus sentidos, pero al darse cuenta de que el pelirrojo parecía completamente ajeno a su rabia, trató de controlarse. Lo cual fue justo a tiempo, pues Kirishima repitió su verdadero enunciado.

—Estaba diciendo que ahora que te marchas, Kaminari y yo te llamaremos todos los días—Bakugou entrecerró los ojos creyendo que al fin empezaba a enloquecer y ajeno a ello, su amigo continuó—. Por favor cuídate mucho y recuérdanos.

No lo dudes, pensó con cautela, aún si había sido producto de su imaginación, no bajaría la guardia fácilmente, él no lo sabía, pero tenía prohibido tocar a Kaminari hasta que se graduara o de lo contrario su cadáver amanecería en el vertedero de un río. Y no bromeaba, fue imposible separarlos como enamorados, pero daría todo de sí para mantener la castidad de su Denki.

—Te queremos Katsubro—finalmente se despidió Denki a punto de empezar a llorar.

Y yo a ustedes par de imbéciles, sus pensamientos fueron sinceros, todo lo que en voz alta no se atrevía.

—Sí, como sea. Denki, asegúrate de no reprobar ninguna puta materia o te va a pesar—señaló a su amigo empezando a alejarse con su maleta en mano—. Y tú, ni siquiera se te ocurra meterle mano. ¿Está claro?

Ambos enamorados se miraron sin entender a qué se refería su Katsubro. ¿Mano? ¿Cuál mano? ¿De qué estaba hablando? Temerosos de despertar su ira, Kirishima simplemente asintió mientras se despedía con una señal a la distancia.

Y así, creyendo en un 50% que Kirishima cumpliría su promesa, Katsuki perdió de vista a su par de bastardos idiotas favoritos, dirigiéndose a la sala de abordaje. Le habían dicho que llegara con 3 putas horas de anticipación y ahí estaba. Se acercó a la recepción entregando su boleto y cuando las chicas encargadas notaron el vuelo que le correspondía, casi les dio un infarto de la sorpresa. Él, sin entender qué mierda pasaba con dicha reacción se quedó ahí plantado hasta tener explicaciones.

Espléndido Servicio de BanquetesWhere stories live. Discover now