Büyük Valide Sultan/Gran Sultana Madre

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28 de julio de 1674

¿Qué mantiene unida a una familia? ¿Su amor o su confianza? Ambas eran buenas respuestas pero no siempre era así. A veces lo único que mantenía unida a la familia era la sangre ya que sin eso nunca se tolerarían.
Esa unión podía ser el más grande arrepentimiento o la mayor fortaleza.

Estaba sentada en el segundo patio en un pequeño sillón de color rojo con negro, esperaba la llegada de mis nietos con entusiasmo.

Al poco tiempo llegaron frente a mi.

—¿Nos mandó a llamar? —me preguntó mi nieto Murad.

—Así es.

—¿A qué se debe, Sultana? —me preguntó Burak.

—Como sabrán ya tenemos una pintura donde estamos toda la familia...

—¿Sí...? —recordó Mehmed.

—Quiero una pintura con ustedes: los varones.

—Ahora entiendo porque nos pediste venir con nuestras mejores ropas —dijo Cihangir.

Asentí con una sonrisa en el rostro.

—Sé que deben prepararse para las pruebas pero ustedes se están preparando desde pequeños. Merecen un descanso.

Mis nietos sonrieron.

—Ahora pónganse atrás de mi, a lado o donde gusten —sugerí. —Bülbül, llama al pintor.

Mi amigo asintió y se fue no sin antes hacer reverencia.

Mis nietos hicieron caso a mi sugerencia.
Burak se puso atrás de mí a la izquierda, Cihangir también se puso atrás de mi pero a la derecha y al igual que su hermano, me puso su mano en el hombro, Ibrahim se puso en medio de Cihangir y Burak, Mehmed se sentó en el suelo a mi derecha en un cojín que le dio una criada, Mustafa se sentó a mi izquierda, Kasim se puso a lado de Burak y Murad a lado de Cihangir.

A los pocos segundos llegó el pintor que había regresado del baño. Cuando llegó el pintor de nombre Kerem comenzó a pintar otra obra que pasaría a la historia. Una pintura que pasaría a la historia.














31 de julio de 1674

El último día del mes había llegado y consigo el último día de paz en el palacio ya que a partir del próximo día se avecinaba una tormenta.

Mis nietos postulantes al trono estaban sentados en la mesa, esperando mi orden para comenzar a comer mientras yo los miraba a cada uno con detenimiento.

—Kösem Sultan ¿A qué se debe la comida? —se atrevió a preguntar mi nieto Ibrahim.

—Los quería todos juntos porque mañana son las pruebas.

—Me alegra esto abuela pero ¿No crees que lo mejor sería concentrarnos en el día de mañana? —me preguntó Murad.

—No —respondí. —Ya me concentré en el día de mañana durante diecisiete años —confesé. —Quiero que en este momento miren a sus hermanos con detenimiento —ordené. Ellos obedecieron. —Los hermanos son lo mejor del mundo, ellos te enseñan muchos valores como la lealtad, cuando uno hace una travesura, no se delatan. Un hermano es lo mejor que te puede pasar en la vida, perderlo significa también perder una parte de ti. Deben entender que en esta vida habrá personas que querrán separarlos, sin embargo, no deben ceder, no deben desconfiar y si lo hacen, lo mejor será la jaula, no la muerte. Aprovechen el día de hoy porque tal vez será el último con tranquilidad.

Valide-i Muhtereme KösemWhere stories live. Discover now