Capítulo 37

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Marinette estaba vuelta loca, era fin de semana y desde el miércoles no tenía noticias de Chloé. La chica llevaba todos esos días sin ir a la escuela, cuando por fin agarró valentía para preguntarle a Nathaly (en realidad sólo pudo ya que Lila la acompañó) se enteraron de que la rubia estaba enferma. Al parecer había pescado un resfriado, Adrién ya había vuelto a la escuela y Marinette siempre intentaba evitarlo.

Pero hoy, sábado, había recibido una llamada de Amber en que la invitaba a ir de imprevisto a la casa de ellas para sorprender a Chloé y a Taylor. La ojiceleste aceptó, aunque pudo notar una segunda intención en las acciones de Amber, tuvo un mal presentimiento al salir de la casa y de alguna forma, se sentía ansiosa. Algo iba a ocurrir hoy, o eso era lo que pensaba, mientras caminaba hasta la casa de Chloé. Llevaba una bolsa de galletas Chips que eran las favoritas de Taylor, también tenía la excusa de que la profesora de química le había enviado la tarea a la rubia junto con Marinette.

La ojiceleste aceptó gustosa el favor. Se había vestido con unos jeans oscuros, una camiseta de tiras blanca y una casaca jean que siempre le había gustado y estaba cómoda como para no incomodarse con el yeso. Lucía bien, o eso pensaba, y al llegar a la puerta suspiró varias veces antes de tocar, miró extrañada los carros en la entrada y abrió los ojos con horror. (Condenada) Pero ya era tarde, una mujer de cabello rubio corto abrió la puerta y miró Marinette con curiosidad.

— Hola ¿Qué desea? — preguntó con una voz suave, notó los nervios de la chica de ojos celestes.

— Buenas tardes, yo... bueno, soy compañera de Chloé y.… venía a traerle los deberes de química... y ehhhh... Amber también... ¿Está Amber? — preguntó muy nerviosa, ya suponía quien era la mujer por el gran parecido con las chicas o al menos en las expresiones.

— Claro, pasa querida, ya le aviso a Amber — dijo haciéndose a un lado para que entrara y examinando a Marinette con extrañeza, como si intentara reconocerla.

Marinette entró y quedó en la entrada con la mujer quien seguía viéndola, era muy hermosa y enseguida que sus ojos se encontraron, ella le sonrió.

— Es un gusto mi nombre es Audrey y tú debes ser... — preguntó extendiendo una mano que Marinette estrechó.

— El placer es mío me llamo...

— ¡Cuñis! — gritó Amber desde la cocina mientras la saludaba, su rostro estaba cubierto de harina.

Se escucharon unos pasos apresurados desde la sala y apareció Taylor, sosteniendo el mando del Play, sus ojos brillaron al ver a la ojiceleste y salió corriendo para abrazarle.

— ¡Nuggets! — dijo alegre mientras Marinette se inclinaba y la cargaba en sus brazos, la niña le rodeó el cuello y se abrazó a ella.

(Y el yeso se esfumó, chama)

Luego más ruidos desde el cuarto de arriba y al inicio de la escalera apareció una muy desarreglada Chloé, que parecía haber pegado una carrera, llevaba el pijama con su cabello revuelto y las mejillas rojas del cansancio.

— ¡Marinette! — dijo sorprendida y sus ojos se abrieron al verla junto a su mamá, no dijo nada.

— Wow, parece que ya todos te conocen menos yo — dijo Audrey alegremente mientras veía divertida a sus tres hijas, luego quedó seria, procesando lo que acababa de escuchar, hasta que abrió los ojos y sonrió abiertamente —. ¿Tú eres Marinette?

— Eh... sí, es un gusto — dijo sonriendo tímidamente, parecía saber de ella.

— Oh querida, al fin...

— ¡MAMÁ! — reclamó Chloé alterada y la mujer mayor la miró con reproche.

— Nada de mamá, ve a darte una ducha y a tomar una pastilla si quieres bajar. Estas muy enferma, no deberías salir de la cama — la miró con los brazos cruzados y la ojiceleste estaba sorprendida, todas parecían clones una de las otras.

Rivales | Chloenette Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon