Duda en si hacerlo o no, el nombre de Inha descansa en la pantalla del teléfono y solo hace falta darle a llamar para saber que oiría la voz de su amiga adormilada o tranquila al otro lado. Porque sabía que fueran las cuatro de la mañana o las ocho, la castaña iba a contestarle aunque después le dijera todas las palabras malsonantes que le vinieran en mente.
Pero no la llama.
No podía depender de nadie. Era su norma básica. Ha comprobado después de tanto tiempo, que no puede hacerlo, porque si caen, ella siempre caía más hondo.
Como si fuera una cría, se deja caer en la parada de autobús y mira la hora 4:36am. Va borracha, de una forma u otra, ha salido solo para eso. Su vista es pesada y nublada, la mínima tontería que se le presenta delante le hace reír de una forma estrepitosa. Sabe que no pasara ningún transporte público hasta tocadas las seis en punto de la mañana pero como ida se queda sentada, abre las piernas haciendo que sus pantalones negros acampanados se muevan en forma de ola creando un efecto óptico algo estrambótico.
No sabe cuando ha pasado pero se levanta de la nada, va al chat de Inha dejando audios sin sentido o comunicando que se encuentra de una pieza. La ciudad empieza a moverse, vuelve los coches y el paso lento de los viandantes, ella se escabulle marcando un ritmo que no va a acorde con el ambiente.
Está yendo en dirección contraria donde se sitúa el piso de ambas, pero le da igual, camina sin fijarse mucho pasando carteles y letreros de establecimientos. Fija la mirada en uno, sintiendo como empieza a doler tanto que ignora todas las heridas que le saldrán en los pies.
Porque el rostro de Woo Ji-Ho se plantaba delante de ella con una sonrisa enorme anunciando una mierda de bebida. Se le veía completo. Era injusto, JiHo era injusto, tanto que apretaba de nuevo su recuerdo.
" Oye, " Menciona Minnah algo brusco cuando el tercer timbre del teléfono le indica que la otra persona ya ha contestado. " ¿Estás en casa? "
" Sí, ¿ocurre algo? " La voz masculina que resuena en la otra línea hace que Minnah le den ganas de llorar.
" Voy para allá. "
No le ha dejado contestar porque ha parado un taxi, dándole la dirección de un apartamento en una de las calles con más estatus de la capital de Corea del Sur.
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Replica con los tacones mientras mira el número del ascensor cambiar, mientras sube y sube de piso, siente que le falta el aire, porque quiere llorar, tantísimo que solo quiere soltar todo en un grito.
No quiere llevarlo todo hasta ese punto, pero no tiene otra forma de hacerlo. Quiere de verdad dejarse de sentir así, estúpida y engañada de mil formas.
Cuando las puertas metálicas se abren, con paso decidido va hacia una puerta en concreto sabiendo perfectamente cuál era, pero es irónico, lo es cuando toda ella es un mar de lágrimas sin cesar.
No es una vez o dos, llegan a ser cinco, las veces que ataca al timbre con carencia. Los pasos adversos se oyen con rapidez, abriéndose la puerta para mostrar una figura algo desconcertada, con las ropas y el cabello alborotado, pista irrefutable que se había levantado hacía nada.
El chico observa las lágrimas caídas y las retenidas en los ojos rasgados de ella.
" ¿Minnah? " Frunce el ceño, porque es la primera vez que la ve así. Desde hace dos años la conoce y esa había sido la única vez.
No encuentra palabras coherentes solo lo empuja con la mano al interior del piso, cerrando la puerta de un golpe y tirando sin importarle su bolso junto a todas sus cosas al suelo.
" De verdad, necesito que me arranques la ropa, " Toma aire con dificultad porque las lágrimas no paran ni un segundo. " y que me folles. "
Lo deja sin respuesta, la mira expectante porque no sabe de que va todo aquello, ni que ha pasado, ni que le ha dado, ni porque se ha presentado así.
Mantiene la mirada y se inclina hacía ella, subiendo sus manos por los brazos dejando unas caricias con la idea de al menos tranquilizarla o besarla con lentitud. Pero vuelve a recibir otro empujón.
" ¡Te he dicho que me arranques la ropa! " Voferiza con ganas sin importarle lo más mínimo.
Vuelve a intensificar el llanto pero es callado cuando el chico la toma por la nuca con brusquedad juntando los labios impropios con los propios, en un beso violento y abismal.
Minnah quiere de verdad olvidarse de todo. No tiene nada valioso ahora, ni un sentimiento, quemarlo teniendo relaciones sexuales siempre había sido su vía de escape. Una vez más, lo estaba haciendo.
" Sólo olvídate. " JiYong susurró aquello mientras lentamente retiraba la ropa interior de la fémina.
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La alarma resuena y con un golpe seco la castaña a ciegas toma el teléfono entre sus manos.
29 mensajes de Minnah.
¿Y a está que le ha dado? Piensa de inmediato.
Al entrar en el chat se percatada de la cantidad de audios y en seguida recuerda que le había comunicado que saldría a beber esa noche. Con un suspiro largo, sabe que ahora oirá todo tipo de comentarios aleatorios, hasta sobre ropa hasta como odiaba la nueva literatura cliché de esos nuevos días.
Se ha levantado, ha ido al baño a limpiarse la cara y de fondo se oye la voz de tailandesa comentar cosas mientras se reía sin sentido. Inha, agudiza el oído y vuelve a reproducir un audio.
" Me siento mal, porque sigo ocultando cosas, a ti sobretodo Inha. Está mal, pero me duele muchísimo, ¿sabes qué? Creo que le quiero, aún sabiendo todo. Quiero a Woo, Inha. "
Con la pasta de dientes, frunce el ceño, alza la vista hasta verse reflejada en el espejo y suelta.
" ¿Woo? ¿Quién narices es Woo? "
