capítulo 12

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Sentía que mi mundo se iba poco a poco, mi amado Ahmed estaba muriendo, los médicos no sabían el por que, el estaba sano y lleno de vida, pero hoy no fue así, cuándo fui informada  de su estado mi mundo comenzó a caerse a pedazos.



Mi Ahmed, el hombre que amaba se estaba yendo, se miraba acabado, sus ojos ya no tenían luz, su sonrisa se había ido y había sido reemplazada por una sonrisa falsa y ojos cansados.



—Mi hermosa Saliha, estos años han sido los mejores a tu lado, mira lo que hiciste, Mustafa y Kösem ya tienen 22 años, ya estoy listo para ir en el encuentro de mi amada madre, mi padre y mis hermanos, al fin podre verlos, podre estar con ellos.



—Pero me dejarás aquí con un dolor muy inmenso, con un gran vacío,¿ piensas dejar me con este dolor? Cómo  crees que seguiré sin ti



—Se que podrás, busca al culpable de esto— Dilaşud lo miró



—¿Qué? ¿Insinuas que alguien ha sido?



— conquistamos Reban, ganamos muchos enemigos, se que alguien fue, el veneno no tenía cura



— por allah, prometo que por mis hijos haré pagar al culpable de tu muerte — beso su mano y miró entrar a sus hijas y a sus demás consortes, sus hijos estaban en sus provincias y era imposible que llegarán a tiempo, el más cercano era Mustafa y ya estaba en camino.




— todas han sido lo mejor que me ha pasado—las miró — se que Saliha las guiará por buen camino y se que serán grandes— Hürrem Sultán quién vivía cerca del Palacio llegó con lágrimas en los ojos, ya sólo le quedaban vivos, Mahmud, Ayşe y Hanzade.




—Mi hermosa hermana, ya no llores, nuestra madre nos espera, papá también, los mellizos, y mis demás hermanos me esperan




—Pero no deja de doler, eres mi pequeño hermano, la luz de mi camino, eres el único de mis hermanos junto a Mahmud que me quedan vivos, los vi morir a todos— sollozo mientras Ahmed  tomaba su mano junto a la de Dilaşud y cerró sus ojos para siempre, sus hijas sollozaron en silencio mientras los gritos de Dilaşud se escuchaban en los pasillos.



Mi nombre es Ahmed, el favorito de mi madre y de mi padre, vi morir a mis hermanos y a mis padres, luche contra todo para mantener el imperio en paz y tranquilidad, lo dejo en buenas manos, lo dejo en manos de mi amada Saliha. Soy Sultán Ahmed Khan y hasta aquí llega mi mandato.



Dilaşud salió de los aposentos del sultán directo al jardín privado, su lugar favorito, el favorito de ambos, se sentía rota, triste y acabada.



Su amado se había ido y había dejado un gran vacío.









" detrás de un gran hombre, hay una gran mujer"

























" detrás de un gran hombre, hay una gran mujer"

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Ahora si comienza el mandato de el cruel

El Sultanato de Mustafa el cruel© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora