Capítulo I: En un beso sabrás.

1.7K 109 24
                                    

¡Bienvenidos a C.! ¡Muchas gracias por darle una oportunidad!

! ¡Muchas gracias por darle una oportunidad!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JULIO 2020.

Tomo un poco de mi cerveza en un vaso rojo desechable, sentado en uno de los sillones negros que hay en la que se supone es la sala de un compañero de la preparatoria. Esto es aburrido, ni siquiera sé por qué sigo aquí. La gente se arremolina en una pista de baile improvisada. Chicas encima de los muebles, bailando sensualmente al ritmo de una canción, gente fajando en las partes oscuras de la casa, bebidas y drogas repartiéndose de un lado hacia el otro.

Suspiro cuando una rubia sigue montada en mi regazo, bailándome y tratando de prenderme, pero no ha conseguido nada porque no estoy de humor para follar con ella. Aunque sigue besando mi cuello como si su vida dependiera de ello. Ruedo mis ojos al techo, recostando mi cuello en el material acolchonado.

—Para, ya me aburriste —trato de alejarme de su toque en mi cuello. Ella se separa de mí, frunciendo el ceño, claramente confundida y poco ofendida.

— ¿Perdón? ¿Esa es tu manera de terminar conmigo? —Pronuncia entre dientes, haciendo un puchero. Bufo, rodando los ojos al cielo. Es tan patética que me dan ganas de llorar de frustración. Le sonrío falsamente con la boca cerrada.

— ¿Estábamos saliendo? —Cuestiono, alzando una ceja, y haciéndome el desentendido. Ladeo mi rostro, dándole una sonrisa cínica, que la hace sonrojarse furiosamente.

—Me dijiste que te gustaba cuando te acostaste conmigo —baja la mirada hacia sus manos que sigue agarrando mis hombros.

Me río en su cara, a carcajadas. Ella desvía su mirada hacia algún lado, mientras aprieta su agarre, arrugando mi playera que llevo puesta ese día. Le agarro del mentón, una vez que termino de reír, y hago que me mire a los ojos.

—Yo hago lo mismo con todas, muñeca. No te ilusiones. Tú eres una zorra y yo un puto. No salgo con nadie, y eso creo que debieron advertírtelo. No soy de alguien. —Se para de mi regazo, con lágrimas brotando de sus ojos, llenos de decepción y enojo.

Nunca aprenden. Conmigo no van las relaciones. Voy con muchas, pero no soy de ninguna. Saco de mis jeans unos cigarrillos y el encendedor. Lo prendo, y guardo todo lo demás, fumando entre el calor del momento. Nunca me ha importado lastimar a las demás personas, porque no siento pena por ellas. Pasan de mí como yo paso de ellas. Si me he ganado es una reputación, es porque he estado con miles de chicas y ninguna me ha enganchado como aquellas novelas clichés de mierda.

La vida no es como un maldito libro, y todas creen que podrán cambiarme. Ninguna es suficiente para mí.

Veo a unas chicas bailar para mí, en la pista improvisada. Quiero rodar mis ojos, porque sólo se ven más necesitadas de lo que verdaderamente están. Pronto siento cómo alguien se deja caer a un lado de mí, y creo saber quién es.

Destruyendo a Bruno (Desamores #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora