Interludio: Nicolás

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—A ver... ¡Sonríe!

Clac.

Le da la vuelta al smartphone para ver el selfie que acaba de hacer y empuja a Nicolás.

—¿Otra vez esa cara? ¡Te dije que sonrieses!

—No sé poner otra cara, es la que tengo.

Ella resopla, indignada.

—Voy a hacer otra foto, más te vale que sonrías, ¿de acuerdo?

Nicolás asiente muy serio reprimiéndose la risa.

Ella coge su smartphone con el dedo índice y pulgar de ambas manos, extiende los brazos alejando el móvil de ellos, le da la vuelta y... antes de darle al botón, sin previo aviso, Nicolás la coge de la cintura y plasma sus labios en la mejilla de ella.

Clac.

—¡Nicolás! Tenías que sonreír.

—Vale, vale... La última, venga.

Repiten el proceso y Nicolás dibuja en su cara una leve sonrisa de boca cerrada.

Clac.

—Esta está mejor, ¿ves como no era tan difícil?

Ella desliza el dedo índice por la pantalla del móvil para pasar las fotos. Nicolás la detiene en la penúltima.

—Me gusta más ésta —comenta.

—¡Qué dices! Salgo fatal, encima me cogiste desprevenida.

—Siempre sales guapa.

—Mira que eres tonto, ¿eh? Está bien, dejaré las dos últimas.

Elimina los incontables selfies en los que Nicolás seguía sin sonreír y le envía los dos que ha conservado.

—¿Las ponemos de perfil?

—Me pido la del beso.

Ella le lanza una mirada asesina pero Nicolás ve más allá de su expresión de enfado; admira sus ojos rasgados de iris oscuros y deslumbrantes, cabello azabache más suave que la seda, sus finas cejas perfectamente perfiladas y ese inusual lunar en el arco de cupido de sus delicados labios rosados. ¿Es un ángel lo que se encuentra ante él? Cuesta creer lo contrario.

—Te dejo que pongas esa pero solo por esta vez, ¿eh?

—Iba a ponerla de todas formas —confiesa con descaro.

—¡Eres un idiota!

Él se encoge de hombros.

—Qué se le va a hacer...

Ella intenta golpearlo con las manos pero apenas consigue zarandearlo. Nicolás esquiva otro empujón y aprovecha para atraparla con el brazo, la acerca a él y la besa en la frente.

—¡Ay! —se queja ella.

Nicolás la suelta, reprimiendo el impulso de abrazarla de nuevo y no soltarla jamás. Se acomoda en la cama de su habitación junto a ella y mira su nueva imagen de perfil ampliada. Sonríe con tristeza para sí mismo, y aunque le duela recordarlo, la infranqueable línea de la amistad aún le mantiene separado de Elisabeth.

~***~

Diecisiete de Agosto. Nicolás desenvuelve con extremo cuidado el paquete que acaba de recibir; a su lado, en la mesa, se encuentra la carta que acompañaba al regalo; cuyo mensaje ya ha leído Nicolás:

DespertarWhere stories live. Discover now