»Día 49«

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Viernes, 10:01 am.
Escuela, pasillo.

Apagó la pantalla de su celular con un suspiro desalentador. Levantó la vista a sus amigos frente a él, quienes lo miraban expectantes.

–¿Qué esperan? ¿Que le responda? –guardó el aparato en su bolsillo–. Siento decepcionarlos, pero no lo haré.

–Vamos, Max, Dessmond quiere arreglar las cosas. Está siendo más maduro que tú –dijo Robbie.

–¿Perdón?

–Tiene razón –intervino Leah–. Él quiere hablar, te pide perdón, insiste en volver a intentarlo, pero tú ni siquiera tienes el valor de responderle. ¿No crees que estás siendo egoísta?

Su ceño fruncido demostraba su molestia.

–No sé si recuerdan que me mintió.

–Te envió mensajes anónimos y no te contó que era él, ya –continuó ella–. Pero se disculpó. Además, ¿no te interesa saber por qué lo hizo?

Negó, sus labios creando un leve puchero.

–¿Ni un poco?

Repitió el movimiento.

–Max.

Suspiró, jalándose el cabello.

–Tal vez me interesa un poco, pero no dejaré mi orgullo de lado por un mentiroso como él.

–Entonces estás jodido, amigo –Robbie puso una mano en su hombro.

–Lo sé, pero ¿por qué lo dices?

–Porque te gusta y no eres capaz de perdonarlo.

–No me gusta.

–Y a mí no me gusta Robbie –dijo irónicamente Leah, recibiendo una caricia en la mejilla de parte de su novio–. No me toques, cerdo. Como decía, te gustaba cómo te trataba en los mensajes, y no puedes negar que te conquistó también cuando lo conociste en persona.

–Sin saber que era él.

–¿Y? Deberías agradecer que tus dos enamorados son la misma persona.

–Excepto Ryan, pero entendiste el punto –dijo Robbie.

Bufó.

–Okay. Hablaré con él –al ver la emoción en sus rostros, agregó–. Pero no hoy.

Cada uno le dio un golpe en un hombro, haciéndolo reír.

–Saliendo de ese tema, ¿harán algo hoy?

–Hay una fiesta en casa de Michelle esta noche. ¿Tú?

–¿Puedo ir con ustedes?

Robbie frunció el ceño.

–Creí que no te gustaban las fiestas.

–Y así es. Solo necesito despejarme un poco de todo esto.

–Está bien. ¿Crees que tu mamá te deje?

–Inventaré algo.

Rieron.

–Hay que agradecerle a Dessmond por esto.









*





Viernes, 8:57 pm
Casa de Michelle.

Sus manos sudaban por el nerviosismo. La anfitriona era del grupo más popular de la escuela, por lo que la asistencia de casi todos los estudiantes estaba garantizada. Las pasó por sus jeans negros, que combinaban a la perfección con la camisa verde a cuadros que lucía abierta sobre una blanca camiseta.

Hola, JirafaOnde histórias criam vida. Descubra agora