Especial navideño 2

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TITULO: En el día día más brillante o en la noche más oscura

PERSONAJE: Jason Todd

ADVERTENCIAS: Nop, pero tal vez es un poco deprimente.

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La música estaba a toda capacidad en los audífonos, era una buena canción, recordaba que había sido de sus favoritas cuando era más joven porque creía que definía perfectamente lo que sentía pero jamás se animaba a expresar.

Recordaba a Alfred regañarle cuando le subía demasiado a la música. Ironicamente le preocupaba más la música con alto volumen que la lucha contra el crimen de la cual era participe cada noche.

-Tus hermanos y padre están para ayudarte en esas situaciones- alegaba el mayor.

¿Pero quién estaba para ayudarlo ahora?

-Estoy solo- susurró después de un breve momento de meditación.

Y fue cuando esa pequeña afirmación que le perseguía pero que intentaba ignorar que algo se detonó en su mente.

Empezó a hacer memoria de los últimos acontecimientos de su vida.

A pesar de la música tan alta no pudo callar a las voces que le empezaban a gritar dentro de su cabeza, las voces no pararían ya las conocía, no pararían hasta cumplir su cometido.

Escuchaba los gritos de su padre, escuchaba a las voces susurrar que no era lo suficientemente bueno, que jamás lo sería. Pero él siempre lo supo. Desde la primera vez que entró a la mansión supo que jamás sería lo suficientemente bueno para esa peculiar familia. Jamás podría llenar los zapatos que le habían dejado.

Pero lo intentó, lo intentó incluso dando lagrimas y sangre.

Lo intentó dando todo de él. Incluso su propia vida.

Pero jamás fue suficiente. Jamás lo sería. A fin de cuentas, él solo fue un niño de la calle con algo de suerte.

Lamentaba no poder ser perfecto, lamentaba estar tan jodido pero así era él. Le costó años de trabajo poder aceptar que él era quien era, que por más que lo intentara no podría ser otra persona.

Necesitaba callar a las voces, lo necesitaba hacer lo más pronto posible. Las voces empezaban a gritar cada vez más fuerte, a reprocharle mas cosas, cosas de las que se sentía culpable. Le empezaban a incitar algo que sabía estaba mal.

Pero no podía. O tal vez no quería.

Llevaba tanto tiempo reprimiendo sus emociones que se sentía explotar.

Las cosas estaban hechas mierda.

No valía la pena negarlo más. Todo era un jodido asco.

Intentaba creer que las cosas mejorarían y de cierto modo tenía razón.

¿Qué más podría perder?

¿Qué más puedes perder cuando ya lo has perdido todo?

No estuvo consciente de en qué momento sus ojos de inundaron de lagrimas que se desbordaron causando que su visión se nublara. Tampoco se dió cuenta de cuándo sus sollozos llamaron la atención del único amigo que le quedaba.

Dejó que sus emociones fluyeran, dejó que sus miedos, inseguridades y sobre todo el dolor tan agudo que sentía oprimiendo su pecho saliera a la luz.

Dejó salir lo que desde hace meses le atormentaba.

Su familia estaba rota.

Las únicas personas que alguna vez creyeron en él le estaban dando la espalda.

La persona que de joven admiraba, su propio padre le desconocía y desterraba.

Su mejor amigo asesinado.

Tim ya no estaba más.

Pero lo que más le dolía era Dick.

Ese chico de sonrisa coqueta y movimientos agraciados, ese chico que le enseñó a volver a confiar en las personas, que no todos son malos, que todos tenían salvación. El chico que le había dado amor incondicional y sus mejores recuerdos como su mejor navidad. Él único que siempre confió en él sin importar que ya no estaba.

Nunca tuvo un lugar estable cuando vivía en las calles, pero al llegar a la mansión había sentido que al fin tenía un hogar, uno de verdad. La sonrisa y los malos chistes de Dick se convirtieron en su refugio, en lo único que creyó jamás cambiaría.

Pero nada es para siempre, los hogares se destruyen y las personas se van.

¿En esta vida tan cambiante tenemos algo asegurado?

Unas cálidas manos que acariciaban su espalda de arriba a abajo fueron las que empezaron a sacarlo de su trance. Las voces empezaban a ceder, se volvían murmullos.

Sabía que Kyle se que daría callado, que no le diría a nadie que no era tan fuerte como aparentaba. Era el único amigo vivo o en este multiverso que le quedaba.

Además le estaba dejando quedarse en su apartamento.

No era un lugar de lujo, tampoco era como su antiguo apartamento en Gotham, pero era mejor que las calles donde innumerables veces tuvo que dormir cubriéndose únicamente con cartones o introduciendose a los contenedores de basura para no morir de hipotermia en las noches más heladas cuando era tan solo un niño.

Era un pequeño lugar, sin muchos muebles, con una pared que en sus buenos tiempos posiblemente fue blanca a pesar de que ahora tenía un toque entre café y amarillento, pero era lo más cerca que había estado en un hogar desde hacía meses.

Porque el hogar no era un lugar en sí, el hogar está donde las personas que te aman.

-Sé que no soy el mejor cocinero pero tampoco es para tanto- susurró divertido el linterna -Podríamos pedir algo de pizza aunque no sé si hacen entregas en año nuevo-

-Es navidad idiota- susurró mientras se secaba sus lagrimas con el torso de su mano -No año nuevo-

-Acabo de llegar de OA viejo, ni siquiera sé que día de la semana es- rió divertido mientras ayudaba a Jason a levantarse de la cama.

Y es que ese era el encanto de Kyle. Le apoyaba cuando tenía sus crisis pero no le asfixiaba con preguntas o consuelos banales diciendo que todo mejorará. Simplemente le daba su hombro para llorar y luego le ofrecía comida.

-Kyle- sonrió de lado mientras miraba como su amigo susurraba cosas como buscar dinero de entre el sofá

-¿Qué pasa?

-Feliz Navidad inmundo animal

-Y feliz año nuevo- completó la frase divertido.

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Sé que prometí los especiales desde el año pasado y no tengo excusas por mi tan evidente retraso. Les pido disculpas de todo corazón.

Es algo corto pero creo que refleja exactamente la amistad y como un amigo siempre estará ahí para ti.

Robin's One ShotsWhere stories live. Discover now