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TITULO: When the party's over

PERSONAJE: Jonathan Kent

ADVERTENCIAS: Leer el 15 antes para una mejor comprensión y lo que está en letra cursiva son recuerdos.

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Si la gente le preguntara, ¿Cuál era la noche más feliz de toda su vida? seguramente respondería que aquella noche, aquella noche donde a pesar de tener el corazón en sus manos y temor a perder su amistad se arriesgó por aquello que sentía su corazón, aquello que le hizo el sujeto más feliz de toda la historia aunque solo fuera por unos cuantos años, unos cuantos años que fueron más que el paraíso.

Recordaba todo, cada pequeño detalle; el cantar de las cigarras, la luna llena que parecía brillar como nunca, el sutil viento del verano que le ayudaba a no sonrojarse y cómo se había atrevido a dar un salto de fe y tomar el valor de declararse.

-¿Confías en mí?-sonrió nervioso mientras extendía la mano a su mejor amigo. Era una fría noche de abril cuando se decidió a hacerlo, sin plan alguno en sí, solo siendo guiado por sus sentimientos.

-Confío en ti- susurró sin titubear el petirrojo mientras le tomaba la mano. Eso le hizo sentir confiado, era como aquella película de Aladdin, solo que en lugar de una alfombra mágica lo llevó en su espalda, como si él fuera esa alfombra mágica y el cielo fuera un océano.

Damian le hacía sentirse seguro, con él no tenía que fingir algo que no era, no tenía que tener miedo a sus habilidades, él se había convertido en su hogar en los últimos años. No que no amara a sus padres, pero ellos siempre parecían estar ocupados; siempre había un incendio que apagar, una vida que salvar o alguna crisis que evitar y como tal siempre había noticia tras noticia que cubrir, la verdad que tenía que ser revelada o una conspiración esperando ser expuesta.

Los amaba pero al pasar de los años y conforme iba creciendo sus padres le dejaban más tiempo solo, no es que se los reprochara pero hubo un tiempo en que sentía que era un estorbo para ellos, aunque fue cuando estaba lidiando con los nuevos cambios hormonales que la adolescencia traía, intentó ocultar su depresión y al final solamente Damian se había dado cuenta de ello. Fue él el que le hacía sentirse querido, el que iba a su lado cuando tenía dudas que le avergonzaba preguntarle a su padre y que los libros no dejaban muy claro, fue su único amigo de verdad y en cierto punto empezó a convertirse en algo más para él.

Esa noche de primavera volaron en silencio durante tanto tiempo, pero ellos no necesitaban palabras, ¿Cómo necesitarían palabras dos almas que estaban enlazadas aún sin saberlo?.

Le llevó a su lugar secreto, un lugar a un par de kilómetros de Kansas, un lugar cerca a su antiguo hogar, un lugar donde las cosas habían sido menos complicadas, un lugar donde había sido feliz. El lugar donde en sus días más decaídos asistía para tener algo de paz, para poder pensar y aclarar su mente. El lago era hermoso y los arboles parecían susurrar una mística canción siendo acompañados con el viento que hacía danzar las hojas caídas sin importar la hora.

Esa noche su acompañante se veía hermoso. Hermoso como un atardecer, hermoso como una brisa de verano, hermoso como el más bello de los arcoíris jamás vistos. Él era simplemente hermoso, incluso sus imperfecciones se las arreglaban para ser perfectas a su manera. Era tan hermoso que a veces le dolía pensar que no era merecedor de admirar tanta belleza.

-¿Crees en el destino?- fueron las palabras que usó para empezar a tantear el terreno.

-Creo que cada quien crea su propio destino- contestó restándole importancia su acompañante -Con las acciones, las decisiones o hechos que parecen insignificantes a simple vista, que cada quien va tomando forja su propio destino-

Robin's One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora